Excesiva, demasiado en todos los sentidos, violenta, oscura, con un guión pillado por los pelos. Pero esta especie de Cuéntame cómo pasó a lo Álex de la Iglesia tiene algo.

★★★★☆ Muy Buena

Balada triste de trompeta

Es excesiva, demasiado en todos los sentidos, violenta, oscura, con un guión pillado por los pelos. Pero Balada triste de trompeta, esa especie de Cuéntame cómo pasó a lo Álex de la Iglesia, tiene algo.

Quizá sea ese payaso triste, el que no hace gracia, el que no cae bien a los niños, objetivo de todas las bromas. Ese payaso triste al que un día se le pueden cruzar los cables, como nos puede pasar a cualquiera, y no volver a ser él mismo nunca más.

Quizá sea Antonio de la Torre, un actor que siempre cumple y que tiene momentos grandiosos dentro de la brutalidad de su personaje.

Quizá sea los toques cómicos en medio de tanta tragedia sin sentido. El contraste de lo cómico de los payasos o ciertas frases con una guerra, la violencia de género o las penalidades del franquismo de fondo.

Quiza sean los autohomenajes de un director que ha hecho lo que le ha dado la gana y ha contado lo que tantas veces se ha narrado en el cine español dándole una vuelta de tuerca y llevando la Historia a su terreno.

Quizá sea porque Carlos Areces pregunta al Comando Madrid de ETA de qué circo son. O porque, como dice Santiago Segura, "si no puedes hacerles reír, acojónales". O porque Franco pide que se trate dignamente a un ser humano. O porque yo tampoco le veo la gracia al chiste del bebé. O porque Raphael da bastante miedo .

Igual es por todo esto o no es por nada de esto. Pero Balada triste de trompeta no deja indiferente a nadie, de eso se puede estar seguro. A mí, me ha ganado para su bando.

 

Lo mejor: Las interpretaciones y todo lo relacionado con el aspecto visual.
Lo peor: Un guión que va dando tumbos.
publicado por Natalia Marcos el 20 diciembre, 2010

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