Una historia irlandesa, en un paisaje celta muy bien retratado por la sabia cámara de Neil Jordan, con una trama que está de moda.

★★★☆☆ Buena

Ondine

Otra cinta con nada nuevo que contarnos en la estructura dramática: un cuento fantástico que se mezcla con la realidad, al menos en la mente de una niña (¿les recuerda a El Laberinto del Fauno o a El Espíritu de la Colmena, entre otras?). Sin embargo, repleto de buenas actuaciones y de profesionalidad en el rodaje a cargo del reputado Neil Jordan (El fin del Romance, En Compañía de Lobos, Juego de Lagrimas, etc.).

A ver, Ondine es un cuento: Circus (Colin Farrell) recoge entre sus redes a una joven medio muerta, Ondine (Alicja Bachelda). En la oscura vida de Circus, pescador alcohólico, la aparición de Ondine supone una luz al final de túnel. Separado de su mujer también con problemas con el alcohol, y con una hija que necesita un riñón y vive gracias a la diálisis, el marinero cree que su suerte ha cambiado gracias a la aparición de… ¿una sirena? Su hija, Annie, así lo cree. Además ha investigado y todo concuerda: Ondine es una Selkie. Una mujer acuática que posee ciertos poderes, pero que ha perdido su piel de foca. Sin ella, no podrá regresar a las profundidades marinas y tendrá que quedarse en tierra firme, a no ser que alguien venga a buscarla.

Una historia irlandesa, en un paisaje celta muy bien retratado por la sabia cámara de Neil Jordan, con una trama que está de moda; decíamos que esto era Ondine. Pero Jordan siempre tiene algo más que contar. Aunque el guión pueda tacharse de excesivamente edulcorado, ya está el director para darle la vuelta al cuento y enfrentar a los personajes a la más cruda realidad. Aquella que compensa lo meloso de la situación que cree vivir Annie. Y es que de los protagonistas no hay ni uno que sea digno: alcohólicos, pederastas, asesinos, traficantes de drogas, prostitutas, chulos, nadie se salva de la quema. Sólo el cura –lo mejor de la película: las “confesiones” de Circus a Stephen Rea, un habitual de Jordan- y Annie suben la media. Es decir, Dios y la fantasía de una niña, ambos con poca credibilidad, al menos en esta sociedad que nos ha tocado vivir.



Pues eso: un correcto largometraje, muy bien interpretado, con excelente música, con múltiples premios este año de la Academia Irlandesa y con la atracción que suponen Colin Farrell y Stephen Rea en el reparto. Todo un reclamo para los espectadores del festival de Sevilla. Y una sorpresa agradable: Alicja Bachelda, actriz y cantante polaca, pero nacida en México, que se asemeja mucho a nuestro ideal de belleza y que ha tenido un hijo con Farrell en la vida real gracias a su encuentro en Ondine. Pero el cuento ha debido terminarse también para ellos: se acaban de separar.

publicado por Ethan el 6 noviembre, 2010

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