Origen
Nolan sigue en racha y le acompaña la crítica y el público. Es un éxito garantizado, y después de dos pelis de Batman le tocaba volver un poco al cine que le dio a conocer, el cine rebuscado e imaginativo.
Origen es, para mi, un videojuego. Hay muchas fases, conceptos y reglas que durante el guión se encarga de dejar claro durante la introducción. Luego el director, como Dios que es de esta obra, se encarga de modificar a su antojo todo lo necesario para hacer cuadrar la historia hacia un final decepcionante.
Di Caprio lleva de forma notable el peso del film junto con otros secundarios que dan muy bien la talla. Desde el inteligente reparto femenino (Page y Cotillard) hasta Gordon-Lewitt y Ken Watanabe, pasando por un recuperado Tom Berenger. La factoría visual detrás de este film, impecable. Una construcción de decorados y efectos especiales que juegan con muchos elementos y una atmósfera sonora de Zimmer aceptable, algo baja de calidad para lo que nos tiene acostumbrados.
Y a pesar de todo este envoltorio, la película retrata un imaginativo mundo de sueños robados y conceptos plantados en cabezas ajenas. Sueños dentro de sueños con giros y más giros de guión. Un esfuerzo de guión notable que simplemente se queda en eso: diversión trabajada.