Predators
En 1987 el musculoso Arnold Swarzenegger se enfrentaba al depredador, una peligrosa raza alienígena. Toda una sorpresa que arrasaba en la taquilla mundial, sus secuelas nunca estuvieron a la altura. La segunda parte sustituyendo la jungla por el escenario de una gran ciudad resultaba muy menor, los Predators Vs Aliens fueron experimentos realmente fallidos.
Robert Rodríguez es desde su estreno en la elite con el “Mariachi” todo un admirador de los 80, la serie b, el cine de mazmorra o la explotación más descarada. Llevando su pasión al plano profesional pues toda su carrera se encuadra en dichos parámetros quitando sus filmes infantiles. Predators es un guión que hace tiempo tenía en mente, al fin se decide rodarlo homenajeando de esta forma la inolvidable obra de John Mctiernan. Cediendo el testigo al realizador Nimród Antal, al que recordaremos por el Trhiller “Habitación sin salida”. En ese caso el mexicano se encarga de la producción. Un reparto solido encabezado por el pianista Adrien Brody y el machete Danny Trejo acompañador por uno de los protagonistas de Matrix Laurence Fishburne. Todos ellos interpretan a simples asesinos. Tipos duros que para la ocasión son las víctimas, ninguno tiene un personaje demasiado dibujado para mostrar sus virtudes artísticas.
Predators tiene en su presentación un sabor añejo digno de la original que hace presagiar todo un descenso a los infiernos cautivador de los 80. Ver a Adrien Brody caer desde varios metros, el impactante ruido al aterrizar sobre un suelo fangoso con su cuerpo visceralmente magullado, nos hace sentir con ese plano bestial que nos encontramos ante un entretenimiento cafre acompañado de una excesiva banda sonora, cortes de planos salvajes, barro y atmósfera decadente siendo clave una fotografía sucia. ¡Esto es puro años 80! Grita el que escribe. Por desgracia todo queda en promesa. El filme tiene un problema, por un lado no deja de homenajear al original, por otro se olvida pronto de los condimentos que intenta ofrecer optando por el montaje a ritmo de video-clip. Buscando el Blocbuster veraniego con sabor a serie b. Juntar ambos conceptos sin ton ni son producen el despiste en el espectador, también juega en su contra la poca empatía en los personajes. Prácticamente nos da igual sus destinos, Brody se limita a poner cara de asco en todo el metraje, ni una emoción tangible se puede sacar de una interpretación llevada con el piloto automático, tampoco ayuda la poca definición del guión ni los absurdos diálogos con los que debe lidiar el protagonista. Los demás sólo deben morir uno a uno.
Bien es verdad que en la primera parte cumple con su propósito de entretenimiento a la antigua usanza. Pocos efectos digitales, mucho látex y disfraz de plástico, lo malo es una parte intermedia de caminatas sin fin con escasas escenas de acción mal solucionadas por Antal. El sospechoso parecido argumental con la serie perdidos es otra baza en su contra, sin olvidar la lucha al estilo samurái entre uno de los depredadores y su víctima, alargando persecuciones que nos llevan al dejavu.
La apruebo porque en cierto modo nos transmite a la original, sin embargo en su conjunto está varios escalones por debajo.