Buried (enterrado)
Va a ser el mayor estreno internacional de una película española, llega a las pantallas españolas el 1 de octubre con una fuerza avasalladora, todo el mundo habla de Buried, circulan rumores y leyendas sobre ella… Pero, ¿el segundo largo de Rodrigo Cortés es para tanto?
90 minutos de tensión y agobio compartida con un solo personaje en escena constantemente. Planos muy cortos, iluminación escasa y una caja de madera en la que el protagonista aparece encerrado sin saber dónde está exactamente ni por qué. Poco a poco iremos sabiendo qué ha pasado, conoceremos a este personaje, interpretado por un impecable Ryan Reynolds, y llegaremos a sentir la asfixia, el calor, el dolor y la impotencia que él siente.
Hay tiempo para muchas cosas, para sentir tensión, miedo, pánico, terror, enfadarnos, disgustarnos, y para pensar en que alguna que otra escena podría haberse eliminado para acortar el metraje, incluso dejarlo en un corto. Pero esa es otra historia, lo que hay es lo que hay.
Un móvil con una batería escasa que da para bastante (ya quisiera yo esa batería y esa cobertura bajo tierra) es lo único que le permitirá contactar con el exterior e intentar conseguir su salvación. Pero mejor ver la película sin saber del argumento nada más que lo básico. Así que hasta ahí puedo leer.
Como ejercicio narrativo es más que interesante: contar una historia casi en tiempo real dentro de un ataúd y mantener al espectador con la atención alerta todo el tiempo es muy difícil. Aunque en algunos momentos cae el interés, se recupera pronto con la música, los diálogos, los juegos con las cámaras, que prácticamente no salen del ataúd tampoco, como Ryan Reynolds, como los espectadores… El director insiste en definir su película como un thriller de máxima tensión. Otros la incluirían dentro del género de terror. Digamos thriller/terror/suspense.
En definitiva, un interesante reto, una película fuera de lo normal y hora y media de buen cine que, si hubiera sido más breve posiblemente habría ganado puntos. Pagar el precio de la entrada queda recompensado, aunque posiblemente no se convierta en la película del año (tampoco creo que la idea fuera esa). La crítica ya está hablando. Ahora le toca al público pronunciar su veredicto.