Gimme shelter
Famoso documental de los hermanos Maysles y de Charlotte Zwerin sobre la gira de los Rolling Stones en 1969. Recordemos que el largometraje es más famoso por registrar los incidentes ocurridos durante el concierto en Altamont, donde un joven afroamericano fue cosido a puñaladas hasta la muerte, que por la gira de la banda en Estados Unidos. Sólo viendo el arranque, incluso antes de los créditos, se puede observar la intención de los directores cuando se oye en off una emisora de radio anunciando el crimen, y posteriormente una entrevista con uno de los guardias de seguridad, perteneciente a la banda Los Ángeles del Infierno, que justificaba lo ocurrido porque no estaba dispuesto a admitir que le "patearan las motos".Es decir, todo lo registrado y montado en el documental anuncia la fatalidad de los hechos. Lo destacable de la cinta –que lo es, y mucho- es la forma en la que se ordenan las imágenes. La edición de los Maysles es su opinión acerca de las posibles causas que desembocaron en la tragedia. El tratamiento subjetivo de imágenes objetivas.
Y así organizan la película: primero la llegada de los Rolling a Nueva York, con Charlie Watts montado en una mula (fotografías que luego se usaron para el LP recopilatorio de la gira: “Get Yer Ya-Ya’s Out!”) con imágenes del recital en el Madison Square Garden donde Mick Jagger hace de las suyas coronado con un sombrero del tío Sam. Bajo las notas del Jumpin’ Jack Flash se desata la locura de los fans de la mítica banda.
Después de unas declaraciones de Jagger anunciando un concierto gratuito se suceden las secuencias de los preparativos. El desbordamiento de las previsiones sobre público y automóviles es objeto de la atenta mirada de los realizadores. Y de los propios miembros del grupo de rock que vemos como asisten a la edición de la película gracias a insertos espaciados. Parece que los hermanos Maysles querían tener la aprobación de los Rolling; y de paso mostrar su reacción al ver el montaje que habían preparado.

Una vez elegido Altamont (California) como el lugar del espectáculo (después de haber desechado El Golden Gate Park entre otros lugares debido a la poca garantía de seguridad y control que finalmente tampoco se obtuvo) y con sólo un día para montar el escenario y demás infraestructuras, las imágenes se vuelcan sobre el caos que comienza a ser patente cuando público y operarios se mezclan. Y cuando comienzan los primeros recitales. Todo apunta al desastre desde el momento en que la seguridad se pone en manos de la peligrosa banda de moteros Los Ángeles del Infierno. En su afán de despejar el escenario no dudan en apalear a los jóvenes que allí se agolpan, muchos de ellos bajo los efectos del alcohol y las drogas; y se masca la tragedia. Los primeros síntomas de que aquello no va bien lo sufren The Flying Burrito Brothers y, sobre todo, otra mítica banda: Jefferson Airplane, que ve como su propio vocalista, Marty Balin, es agredido por los Hell’s Angels.
Cuando los Rolling Stones hacen acto de presencia aquello ya no tiene mucha solución. Esas imágenes del último tercio de la cinta son impresionantes, con Mick Jagger intentando calmar a la gente y asistiendo a un asesinato en directo. Y viéndolo más tarde en la sala de montaje para comprobar que la victima tampoco era un santo (llevaba una pistola).

¿Y la música? La música, a pesar de todo, existe; y de la buena. Canciones de tres de los mejores discos de los Rolling acompañan a las imágenes de esta cara B de Woostock – su lado oscuro- como se le ha llamado. Ya en directo o en estudio suenan temas de "Beggars Banquet", "Let it Bleed" y "Sticky Fingers" – casi nada; el segundo vinilo es mi favorito, podemos oír de él la balada Love in Vain o el tema que da título al documental-. Respecto a los tres singles de "Sticky Fingers" (Brown Sugar, You gotta Move y la maravilla que es Wild Horses) resultan ser primicias en la película ya que el disco no aparecería en las tiendas hasta dos años después. No podemos pasar por alto la maldita canción del "Beggars Banquet": Simpathy for the Devil. Es el tema que erróneamente se ha asociado con las puñaladas mortales. De hecho el propio Jagger se lamenta de que siempre sucede algo cuando la cantan (estuvieron seis años sin tocarla después de Altamont). Sin embargo, fueron las primeras notas de Under my Thumb las que sonaban mientras se cometía el crimen, y eso que en el montaje final de la película el asesinato está desplazado al final de dicha canción. Si nos fijamos bien se verá a un cariacontecido Jagger cantando sin ganas ese emblemático tema.
Recapitulando. Albert y David Maysles más Charlotte Zwerin nos dicen con sus fotogramas que una banda mediática como los Rolling Stones, que atraen a cientos de miles de personas (muchas más de lo normal dado la gratuidad del recital) no pueden dar un concierto sin la mínima preparación previa; sin un lugar adecuado; y sin la seguridad pertinente. Si todo esto falla a la vez no es de extrañar lo ocurrido. En este sentido son muy elocuentes las escenas del final con la banda escapando literalmente en helicóptero, como si de una versión de Platoon se tratara; con unas imágenes apocalípticas donde el público parece deambular entre las tinieblas.