Origen
Se lleva hablando mucho sobre Origen (Inception), la nueva película del realizador de Memento y El Caballero Oscuro, de hecho muchos la comparan y afirman que es la Matrix de esta década. Es bien cierto que si nos fijamos tan sólo un poco tiene puntos en común con el segundo filme de los hermanos Wachowski, sobre todo por el hecho de la confusión que se da sobre lo que es real y lo que no, aunque quizá Christopher Nolan ha dado un paso más a la hora de la escritura de su libreto (cosa lógica de hecho), puesto si en la trilogía protagonizada por Keanu Reeves a partir de cierto momento estaba claro qué era real y qué virtual, había dos capas claramente diferenciadas (al menos en la primera película, luego comprobamos que algo más había), en el film que nos ocupa hay multitud de capas, de realidades/sueños, por lo que la complejidad narrativa en suma también es mayor. Quitando eso no hay más similitudes, tanto visualmente como en lo que se refiere al argumento en sí poco tienen que ver.
Cobb (Leonardo DiCaprio) es un extractor, alguien que se dedica a meterse en los sueños de otras personas para sonsacarles información a cambio de dinero. Después de un trabajo fallido le proponen un nuevo encargo, uno que nunca se ha logrado; en esta ocasión no debería obtener nada, sino introducirlo.
Ideada por Christopher Nolan durante cerca de una década, de Origen se puede decir que es una película original, que está basada en una idea (y las ideas son el peor de los virus) que no se inspira en ningún libro, ni cómic, ni videojuego, ni serie de los ochenta y no es una secuela, y eso es muy de agradecer; de hecho parece que los ejecutivos de los grandes estudios han reflexionado sobre el tema y han concluido que últimamente no había historias originales, y que la gente quiere ver cosas originales, y que ha ser posible les haga pensar un poco, así que con suerte en dos años o así irán apareciendo films puede que más arriesgados a los que nos tienen acostumbrados. Y no me extrañaría que dichos peces gordos pensaran eso después de haber visionado la obra que nos ocupa, una gran superproducción de cerca de 200 millones de dólares en la que su mayor interés no se trata de machacarnos a explosiones y demás efectos especiales (de hecho, Nolan ha prescindido en lo posible de ellos, para así lograr mayor autenticidad), sino en ofrecernos una trama que nos enganche y unos personajes con los que conectemos, y todo ello con una factura técnica envidiable, y algunos de los momentos más asombrosos que se hayan visto en años (la escena de la lucha en el hotel en paralelo a otros acontecimientos me dejó embobado por completo). Por cierto, mucho hace la música de Hans Zimmer para que se consiga en más de un instante mantenernos pegados a la butaca sin respirar, y es que este compositor hacia ya tiempo que no firmaba en solitario una banda sonora tan buena.
El reparto es otro de los puntos fuertes de Origen, en el mismo podemos ver caras conocidas de películas anteriores del director londinense, como Cillian Murphy, que ya trabajó a las ordenes del mismo en Batman Begins y su secuela; en esos mismos films trabajó Michael Caine, aunque en esta ocasión su papel es muy secundario (aunque de cierta importancia); Ken Watanabe también participó en el primer Batman, pero se dio a conocer en occidente gracias a El último samurái. A Marion Cotillard la vimos junto a Jhonny Depp en Enemigos Públicos, dirigida por Michael Mann, mientras que Dileep Rao ha trabajado a las órdenes de Sam Raimi en la divertida Arrástrame al infierno; Ellen Page fue la chica que sorprendió a todo el mundo en Hard Candy y Juno, y a la que también vimos en X-Men 3: La decisión final, y que sigue prometiendo tanto como en su debut; Joseph Gordon-Levitt participó en la comedia romántica independiente que triunfó el pasado año, 500 días juntos, además de en G.I. Joe; a Tom Hardy lo veremos en la cuarta parte de Mad Max; Leonardo Dicaprio tiene ojo clínico para elegir proyectos y directores, ya que hace pocos meses lo vimos en otra de las películas del año, donde también se confundía la realidad y la fantasía, como es Shutter Island. Además también participa un casi irreconocible Tom Berenger (hacía tanto que no lo veía).
En fin, Origen es ya todo un clásico del cine de ciencia ficción (y de otros tantos géneros), una película que está planificada al milímetro, con una factura encomiable, un guión cuidado, un elenco de lujo, y sobre todo que tiene un gran respeto a la inteligencia del espectador. Es uno de esos filmes que te piden volver a verlos, que estoy seguro ganará a medida que pase el tiempo, una de esas cintas que marcan una época (o el inicio de otra).