El crack dos
Y Areta tuvo secuela. Y como el Jack Bauer español, su honradez le mete en líos. A veces más grandes de lo que puede manejar. Y todo empieza como un caso cualquiera, un sencillo caso de celos.
Garci vuelve a rastrear el Madrid que tanto adora con Landa interpretando al personaje hierático pero también ocurrente y duro. Alguien entregado a su código de conducta y trabajo bien hecho que, en esta ocasión, también le ocasionará más de un disgusto.
Si ya es extraño que hubiera secuela de la primera e interesante película (y hablan de hacer una tercera entrega), la vuelta no podía ser con protagonistas menos exóticos pero también clásicos del cine español: participaciones de Agustín González, la vuelta de Miguel Rellán y la intervención de Arturo Fernández, entre otros.
Aunque este film puede pecar de tener menos pulso que su predecesor, sigue siendo interesante. Los diálogos son, tal vez, lo más atractivo de la película. Con un intenso saber y reminiscencia de los clásicos que al director tanto le gustan. Pero es un thriller con olor a churros y a humo de coche en Gran Vía.
Para rememorar cine español interesante, está bien.