Aunque un poco mas aceptable que las anteriores, no pasa de ser la continuación de esta historia que sigue siendo igual de pretenciosa, ofreciendo un producto liviano, empalagoso y destinado únicamente al público adolescente femenino.

★★☆☆☆ Mediocre

Eclipse

Esta es la tercera parte (si, ya hicieron tres y siguen robando) de esta pretenciosa saga basada en la pedorra novela de igual nombre que ha hecho las delicias del público femenino adolescente, y que debutó en las salas cinematográficas con aquel recordado bodrio titulado “Crepúsculo”, al cual le siguió ese otro bodrio que fue “Luna nueva” (si no las vio haga clic en los nombres y póngase al tanto) y que viene a darle continuidad a la melosa historia del triángulo amoroso surgido entre los protagonistas.
Una clásica historia romántica, con una trama mediocre y reiterativa y protagonizada por un grupo de muñecos de cera que, sin embargo, continúa siendo inexplicablemente exitosa.


Sisnopisc

La historia arranca una noche lluviosa en oscuro suburbio portuario de la ciudad de Seattle, donde un joven nativo del condado de Forks llamado Riley que nada tiene que ver con nada, anda por ahí pelotudeando cuando de repente es atacado por alguien o algo que, sin aviso, le pega un par de sopapos, una patada en el culo y después lo revolea contra una pared, para luego pegarle un mordiscón en una mano y dejarlo ahí tirado en un muelle, todo maltrecho, gritando y llorando como un mariquita porque le duele todo.
Mientras tanto, lejos de allí y totalmente ajenos a todo (especialmente a las clases de actuación), los tortolitos Bella y Edward están ahí tirados al sol en el pasto, entre los bichos colorados, haciéndose los románticos, leyendo poesía, y mirándose con esas caras de que en cualquier momento les agarra diarrea o algo, que siempre ponen cuando están juntos.
-¿Así que seguís encaprichada con que querés que te convierta en uno de nosotros pibita?- le pregunta Edward con su consabida cara de nada.
-Ay si Bubi (porque ella, en la intimidad, le dice Bubi) responde Bella –Cuando llegue el día de mi graduación, quiero que me muerdas y me la chupes un poquito, así después te la chupo un poquito yo y así ya quedo convertida.
-No, pero mirá que no es así eh –
dice Edward pensando cualquier cosa y poniéndose medio incómodo porque es bastante nabo.
-¿Cómo que no? Vos me mordés y me chupás un poquito de sangre y después lo hago yo ¿No era así?
– Aaahhhh, la sangre … Si, si es así-
dice Edward aliviado –Pero igual sigo pensando que no es una buena idea.
-Hablando de chupar, me chupa un huevo-
dice Bella que era bastante ordinaria –Lo voy a hacer igual.
-Bueno, pero entonces creo que primero …
(intenta hacer una pausa dramática. No le sale) … primero nos tendríamos que casar – le propone Edward que es mas antiguo que el gofio.
-Aahhh eso no se, vamo’ a ver- dice Bella -Una cosa es dejar de ser mortal y vivir para siempre convertida en una chupasangre sin alma, pero casarme es una decisión que tengo que pensar bien. No es algo para tomar así nomás.
Por otra parte, mientras estos dos gansos siguen sumergidos en su nube de pedos, al condado de Forks comienzan a llegar noticias de que en Seattle se han multiplicado los reportes acerca de una misteriosa serie de asesinatos, junto con inexplicables desapariciones de jóvenes.
Esto, coincidentemente con las frecuentes visiones que comienza a recibir Alice, la vampiro vidente, de la presencia cada vez mas cercana de Victoria, la vampiro pelirroja que es mas mala que la peste y que desde la primer película que viene queriendo liquidar a Edward y Bella para vengarse de que ellos le mataron al novio y se quedó sin alguien que le revuelva el estofado, hace que en el clan Cullen, que son re suspicaces, comiencen a sospechar que todo está relacionado y que un gran peligro los acecha a todos.
Debido a eso, y siempre guiados por las visiones de Alice, deciden ir a emboscar a Victoria en el bosque, pero la colorada, que será yeta pero no boluda, se les escapa a los piques y, encima, logra que en el fragor de la persecución uno de los vampiros se vaya de mambo y pise territorio de los lobos, lo cual ocasiona que se arme un flor de quilombo diplomático ya que este acto significa una flagrante violación al pacto que existe entre ambas especies de no pisarse el césped mutuamente.
Esto hace que Jacob, el lobito que sigue caliente como una pipa con Bella pero desde que se enteró de que la mina se quiere convertir en vampiro anda ofendido y no le habla, se vea obligado a confrontar a la parejita para advertirle a Edward que ojo al piojo porque la próxima vez que un vampiro se meta en el territorio de ellos se les va a armar la podrida.
De paso, además y como quien no quiere la cosa, ya que estaba ahí, también aprovechó y le alcahueteó a Bella que los Cullen le estaban ocultando que Victoria andaba cerca y con ganas de cenársela con papas.
-¡Callate perro botón! – le dice Edward intentando sin éxito poner algo parecido a una cara de enojado.
-¿Cómo?- interviene Bella medio indignada -¿Me estuviste mintiendo mampiro escondedor?
-No, oh amor mío. No te mentí- responde Edward –Simplemente no te dije la verdad. Pero lo hice porque viste que yo soy así re romántico y te quería proteger.
-Grrr Arrff Guaugrrrrr Arff Arrff– dice Jacob
-No, a mi me hablas en humano loco. Así no te entiendo un pomo– le dice Bella
-Perdón, no me di cuenta – responde Jacob – Decía que si, que te mintió. Y para mí que fue a propósito. Yo que vos me voy conmigo a dar una vuelta en moto.
-Bueno, dale-
dice Bella que es bastante rapidita y, sin pensarlo demasiado, se sube a la moto y se va con el lobito, dejándolo al vampiro ahí de garpe y con cara de boludo con fiebre.
Al rato, así alejados y sin nadie que los moleste, mientras caminaban y charlaban de bueyes perdidos, Jacob decide finalmente confesarle a Bella el profundo amor que siente por ella, y para demostrárselo, se le prende en una pierna y empieza a refregarse.
-¡No! ¡Cucha! ¡Fuera! – grita Bella dándole golpes con un diario enrollado.
-Uy disculpá. Es que no puedo mas piba – dice Jake medio jadeando –Estoy podrido de verte con el mamerto ese. Yo te quiero mas. Venite conmigo venite.
-No puedo, yo estoy comprometida con el mamert …ejem .. con Edward.
-¿Seguro? ¿No lo querés pensar?-
dice Jacob mientras se saca la remera y se queda en cueros moviendo los pectorales.
-Si, seguro- le dice Bella mientras le chorrea baba por las comisuras y siente que se le incendia la cachucha -Además, vos sabes que lo nuestro no puede ser porque yo no siento lo mismo por vos. Aparte cuando me gradúe me voy a convertir en una de ellos y ahí vos seguro me vas a querer matar.
-¿Cómo que te vas a convertir en una de ellos después que te gradúes?-
dice Jacob indignado.
-Si ¿No te acordás de la película pasada? Dentro de poco tiempo voy a ser mampiro para poder estar para siempre con el Edu – confirma Bella haciéndose la importante.
-¡¡Puta!! – grita Jacob re sacado y con cara de odio
-¿Como?- dice Bella simulando estar ofendida
-No, digo… ¡Puta que falta poco! Como pasa el tiempo.
Mientras tanto, en Seattle, Riley, aquel joven que fue atacado cuando empezó la película, ahora ya convertido en un vampiro bastante malencarado, víctima de los engaños y manipulaciones de la vengativa Victoria, se la pasa mordisqueando gente y convirtiéndolos en nuevos vampiros con el fin de formar un ejército de recién nacidos con el objetivo de invadir Forks para buscar a Bella y hacerla sonar junto con el trolo de su novio.
Afortunadamente esto también es advertido por Alice en una de sus visiones (la verdad que si no fuera por esta piba ya serían todos boleta), por lo que junto con su familia y sabiendo que son los únicos capaces de combatir a Victoria y su ejercito de neófitos deciden prepararse (entrenan como diez minutos) para ir al frente y evitar que logre su cometido.
Sin embargo, conscientes de que la naturaleza de los recién nacidos es mucho mas salvaje que la de los vampiros mas viejos que están mas domesticados y que, además, también son físicamente mas fuertes porque se alimentan de sangre humana (al contrario de ellos que son “vegetarianos” y solo cazan animales ¿?), los miembros del clan Cullen saben que por mas guapos que sean la cosa se les podría complicar bastante, por lo que, aunque les pese, no les queda mas remedio que solicitar la ayuda del clan de los lobos.
A partir de ese momento, unidos en la misión de salvar a la insulsa Bella de una muerte segura, ambas especies, enemigas desde hace cientos de años, acuerdan dejar de lado su guerra y declarar una tregua para combatir juntos esta nueva amenaza.


La película, argumentalmente no ofrece nada nuevo a la historia, y no pasa de ser una mera continuación de la anterior y un necesario nexo anticipatorio del capítulo final (que, aparentemente, será doble. Como si hiciera falta, encima lo hacen doble).
Mas allá de eso, continúa siendo el mismo remanido, liviano y sobreedulcorado cuentito de amor para quinceañeras románticas que todavía creen en el amor mágico y todas esas cursilerías, que, al igual que en sus predecesoras, en esta película abundan.
La historia se desarrolla con un ritmo irregular, y si bien puede decirse que es apenas un poco mas entretenida que las anteriores merced a los flashbacks en los que se va conociendo los orígenes de algunos miembros del clan Cullen, aún mantiene esa falta de profundidad y esa notable carencia en la composición final de los personajes, que se apoyan en un guión tirando a penoso, con diálogos tan pobremente elaborados y tan obvios, que por momentos dan ganas de tirarle un zapato a la pantalla.
Las secuencias de acción, que podrían salvar las papas, son escasas y, con excepción del enfrentamiento entre vampiros y lobos que es medianamente aceptable, no logran impactar en ningún momento, ni siquiera con la adición de esos efectos especiales de dos pesos con cincuenta tanto les gusta utilizar (la conversión de los lobos sigue siendo un chiste. Cuando los indios se convierten en lobos automáticamente se ven volar los pedazos de ropa, pero cuando vuelven a su forma humana todos están de bermudas, menos la loba hembra que está de mini short y musculosa. Además en algunas tomas los lobos tienen el tamaño de perros grandes mientras que en otras son gigantescos. Ni eso se cuidaron de hacer bien).
En cuanto a las actuaciones, se mantiene la mayoría del elenco protagonista de las entregas anteriores, con la pareja principal conformada por Kristen Stewart como Bella Swan que insiste con sobreactuar cada gesto y que ya está mas pálida que cualquiera de los vampiros, y el madero Robert Pattinson en el rol del vampiro emo Edward Cullen que sigue siendo tan expresivo como un muñeco playmobil y que, a juzgar por sus gestos, aparentemente sigue sin poder ir de cuerpo. Pobre pibe, es de cartón. No pega una expresión ni de casualidad.
Junto a ellos, el tercero en discordia, sigue siendo el bien alimentado Taylor Lautner como Jacob Black, el indio hijo de puta que se la pasa sin camisa para avergonzarnos al resto de los tipos que estamos en la sala.
Completan el reparto Brice Dallas Howard como la colorada Victoria (el único cambio respecto de las anteriores), Ashley Greene como Alice Cullen, Jackson Rathbone como Jasper Cullen (que ahora por lo menos habla, aunque sigue con esa cara de comilón de siempre), Kellan Lutz como Emmet Cullen, Nikki Reed como Rosalie, Peter Fascinelli como Carlisle Cullen, Xavier Samuel como Riley, Billy Burke como Charlie Swan, y Dakota Fanning como Jane (que sigue haciendo dos escenas por película para pagar el LCD que sacó en 50 cuotas para ver el Mundial).
La película fue dirigida por David Slade que cuenta en su haber con trabajos como “30 días de oscuridad” y “Hard Candy” y que para este caso declaró que solo se limitó a “filmar lo que decía el libro” como sacándose de encima el bodrio que le tocó hacer.
Lo mejor: Que ya falta menos para que termine.
Lo peor: Los actores. En especial el papafrita de Robert Pattinson que es de madera terciada.
publicado por Renegado el 7 julio, 2010

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