La última estación
En sus últimos días de vida el célebre escritor León Tolstoy fue testigo de cómo su socio Vladimir Chertkov, líder del movimiento Tolstoyano, y su amadísima esposa la condesa Sofía, se disputaban su legado por distintos intereses: él por la causa social que defiende y ella por su familia. Esta es la historia que nos cuenta Michael Hoffman en su película La última estación (The last station, 2009).
Todos los personajes se muestran con luces y sombras y están admirablemente interpretados. Los veteranos Christopher Plummer y Helen Mirren, en los respectivos papeles de Tolstoy y su mujer, están pletóricos y de hecho recibieron sendas nominaciones a los Oscar en la pasada edición. Plummer perdió contra Christoph Waltz por Malditos bastardos, algo que resulta comprensible, mientras que Mirren se quedó sin estatuilla frente a Sandra Bullock por The blind side, algo que podría ser discutible. Completan el reparto el siempre interesante Paul Giamatti y los jóvenes actores James McAvoy y Kerry Condon, que consiguen no desentonar al lado de tanta veteranía y están a la altura de las circunstancias.
Basada en la novela de Jay Parini, Hoffman coescribe con el autor el guión y dirige con elegancia esta apasionante historia, con un ritmo narrativo simplemente correcto y una intensidad emocional equilibrada. La fotografía y la recreación de la época, acompañadas de la adecuada música, forman el marco idóneo para disfrutar de este drama biográfico que se desarrolla en la Rusia de principios del siglo XX.