Esta cinta de buena factura técnica rescata un hecho verídico ocurrido entre el ejército ruso y los muyahidines en 1988.
The 9th company
Esta cinta rusa tiene como principal merito tocar desde adentro uno de los temas controvertidos acerca de la invasión rusa hacia Afganistán en los años 80, sin duda una de las batallas más sangrientas. Por suerte no es Rambo 3, que sirvió solo como excusa a una película gringa de acción y promotora sin descaro de la guerra fría, aunque era entretenida. Acá se ve desde el inicio a un grupo de rusos rapándose y preparándose para defender a su país; artistas, delincuentes y enamorados deben sufrir mucho en su preparación ante un duro jefe de pelotón que debe preparalos para la peor carnicería en que se verán sometidos. A pesar de lo desigual y rustico de los muyahidines Afganos dieron fiera batalla para defender lo suyo frente al poderoso ejercito ruso que se vio sobrepasado por las altas colinas, el sofocante calor reinante y un pueblo que toda sus vida a estado luchando. Es innegable que la cinta trae remembranzas del trabajo de Stanley Kubrick, “Full metal jacket” de a mediados de los ochentas cautivó, obviamente sin la maestría de él. Pero sin ruborizarse al menos en su estructura se plantea igual, como una fórmula probada de la preparación y ejecución en terreno de los soldados que pelean ante una incierta causa. Los efectos especiales y la pirotecnia, el sonido están muy bien desarrollados al igual que sus nostálgica banda sonora llega de desesperanza, preparando un ambiente propicio que paso a paso avanza hacia el caos. La fotografía también captura los escenarios inmensos del árido sector, muy rocoso donde no hay vida alguna que solo la áspera disputa de los territorios infértiles pero que representan el orgullo y la tozudez por conquistar al otro. Su director Fyodor Bondarchuk dota de nervio y da un tono premonitorio de un suicidio a esta empresa que emprenden en las áridas colinas los soldados rusos. Es una producción a gran escala filmada en duras condiciones de seguro, y que merece una mirada aunque su estructura como decía recuerda a muchas cintas bélicas de los ochentas, incluso a Pelotón.