Familia fragmentada, niña con cara angelical, un demonio y un pasado difuso son las fórmulas probadas para dar vida a este thriller de terror que funciona solo por momentos.
Expediente 39
Familia separada sirve siempre como catalizador para albergar las más diversas tramas oscuras. También lo es el horror orientado hacia un menor de edad es un clásico que nunca falla, detrás de esa cara angelical de turno se alberga las más terribles de las tramas oscuras. “El Exorcista en 1972”, “The Omen” con el gran Gregoy Peck , “Los otros” de Alejandro Amenabar o la más reciente “El Orfanato”, son los mejores ejemplos donde los miedos se dan mejor en familias incompletas, casa que albergan misterios y los niños victimas de extrañas presencias o demonios que dictan norma.En dicho contexto Emily Jenkins (Renée Zellweger) es una trabajadora social que rescata a una niña que presuntamente sufre abusos por parte de sus padres, incluso se la lleva a vivir a una casa ante la angelical petición de la pequeña. Pero no pasa mucho para que las personas que tengan vínculo con esta profesional les comiencen a ocurrir extraños sucesos y obviamente los dardos apuntan prontamente a la pequeña que de alguna manera ejerce situaciones malévolas. La cinta no cuenta con grandes efectos especiales, solamente trabajar la mente de espectador con un par de golpes de efectos, uno que otro saltito y actuaciones solo aceptables sin ser brillantes. No cumple a cabalidad lo que promete pero sin duda esta a la sombra de la cinta “La huérfana” estrenada el año pasado. Renée Zellweger, la chica de Bridget Jones y Cold Mountain, presenta una ambivalencia tremenda al enfrentar el rol, su voz un poco chillona a veces perturba y saca de contexto al espectador pero que duda cabe que mas de algún aficionado de nicho de terror thriller le encontrara algo bueno a la cinta que queda un poco en deuda.
