Sin llegar a ser una obra maestra, su irónica pero respetuosa mirada sobre la saga la hace probablemente una de las mejores secuelas, por mucho que no sea una película de Freddy sino más bien una “”acerca de”” las películas de Freddy

★★★☆☆ Buena

La nueva pesadilla

En los quince años que la separan de su fecha de estreno, La nueva pesadilla (1994) ha conseguido superar su fracaso inicial y ganarse su merecido puesto incluso entre el público más crítico de la saga de Freddy Krueger. A pesar de no ser ninguna obra maestra, es una muy digna coda final a las cintas de Pesadilla en Elm Street (especialmente después de la abominable sexta entrega) y devuelve al personaje de Freddy al menos una pizca de su dignidad perdida. Esto sin duda alguna se lo debemos a Wes Craven, quien supo crear con esta película un merecido homenaje a su criatura y, al mismo tiempo, evitar la tentación de hacer una secuela más. Porque eso es algo que hay que dejar claro: La nueva pesadilla no es realmente una película de Freddy, sino una película acerca de las películas de Freddy.

En un ejercicio de horror auto-referencial muy bien hecho, y rompiendo argumentalmente con la saga en su totalidad, la cinta nos coloca esta vez en el mundo real, pero un mundo real en el que las películas de Pesadilla en Elm Street existen. Resulta que Freddy no es más que la última reencarnación de una entidad maligna milenaria, la cual ha sido "atrapada" en el mundo de la ficción gracias a la primera película. Este argumento gira en torno al personaje de la actriz Heather Langenkamp, la protagonista de Pesadilla en Elm Street (1984) y que aquí se interpreta a sí misma, al igual que varios de los responsables de la saga entera que hacen también aparición, como Robert Englund, John Saxon, Tuesday Knight o el propio Wes Craven, quien obtiene su particular venganza cuando comenta a la protagonista (y a nosotros) que la risible banalización de las secuelas de Freddy es la responsable de su liberación. A lo largo de la cinta encontramos también muchas referencias a la película original, así que los detectores de guiños intertextuales se lo pasarán sin duda muy bien al mismo tiempo que descubren lo que en realidad nos está diciendo Craven: la primera Pesadilla es un peliculón y las demás una mierda.

Asimismo, otra razón por la cual no considero esta película una secuela es por los tremendos cambios que Wes Craven ha introducido, unos que habrían sido imperdonables en cualquier otro director: para empezar, esta vez la trama gira en torno a personajes adultos, lo que rompe con el tono adolescente de la saga para introducir una trama familiar que por desgracia cae otra vez en el ya cansino argumento del "niño en peligro". Craven también ha cambiado radicalmente la apariencia de Freddy Krueger despojándolo de sus colores brillantes para darle una presencia más oscura y tétrica si cabe, con las cuchillas saliendo directamente de su mano descarnada. El cambio funciona porque realmente sientes que este Freddy es distinto al de las anteriores películas a pesar de ser nuevamente interpretado por Robert Englund, quien consigue unos momentos geniales (la escena en la que sale del armario como si fuera el Coco es muy buena y coherente con el discurso que Craven esgrime en la cinta).

Acercarse a esta historia con una mente abierta es indispensable ya que no es una película de terror sino más bien una mirada al género de terror, realizada dos años antes de Scream (1996) y que sin embargo no tuvo una repercusión similar. Si algo nos muestra Craven en esta película es que el género de horror no se basa únicamente en la respuesta emocional del miedo sino también en la correcta utilización de un imaginario cultural que es tan antiguo como el hombre, y que la insensata repetición de estos arquetipos corre el riesgo de banalizarlos y hacerlos patéticos, despojándolos de su significado inicial. Si algo consigue La nueva pesadilla es matar (esta vez definitivamente) la idea de Freddy Krueger y rescatar en cambio la del auténtico relato de miedo, y por eso es que esta es una película mucho más inteligente de lo que la mayoría le concede.

Pero todo esto es una lectura adicional a la película misma, a la cual no le faltan los problemas típicos de una producción ineficaz: la estética es plana y aburrida, y mucho me temo que esto no sea intencional (dada su ambientación "realista") sino simple pereza, porque dicha cotidianidad no dice nada. Ya hemos mencionado arriba la trama del niño en peligro que resta varios enteros a la historia por la forma tan barata y convencional con la que está construida, pero es que además el crío que interpreta al niño es insoportable, sobre todo cuando intenta dar miedo. De hecho, a nivel de interpretaciones la más destacable es la de la propia Heather Langenkamp, que se convierte aquí en una vieja gloria prematuramente olvidada y que hace un trabajo fenomenal, algo mucho más meritorio si tenemos en cuenta que lleva en sus hombros prácticamente todo el peso de la película. La diferencia de su actuación entre esta cinta y la de la tercera parte es nada menos que abismal, por lo que esos siete años parecen haberle sentado muy bien como actriz.

Al final, La nueva pesadilla es una película bastante aceptable. Como decíamos, está muy lejos de ser una obra maestra, pero es sin duda una de las entregas más interesantes de la saga de Freddy Krueger y también una de las mejores, sin duda superada por la tercera y (sobre todo) la primera, pero muy por encima de todas las demás. A pesar de que Wes Craven tiene trabajos mejores, este sigue siendo destacable al menos por intentar hacer algo nuevo, cosa que vale la pena tener en mente ahora que tenemos el remake de la original en ciernes.
publicado por Hombre Lobo el 9 junio, 2010

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