Los elegidos
Por suerte para los habitantes de Boston, esa indeferencia se va a terminar. Como si de Gotham se tratase, se hará justicia al margen de la ley. En este caso, serán dos justicieros en lugar de uno, y, aunque seguirán vistiendo de negro, no llevarán ni capa ni Batmóvil. “Nunca se deberá derramar la sangre de un inocente. Pero la sangre de los malvados deberá manar como un río”. Con esta premisa, los hermanos irlandeses Connor y Murphy McManus intentarán eliminar a toda la escoria de Boston, al considerar haber sido elegidos por Dios para tan magna tarea. Los “Santos” irán seleccionando a sus víctimas de peculiar forma, con la ayuda de su amigo Rocco, el chico de los recados de la mafia. Por otro lado, el agente del FBI Paul Smecker intentará descifrar quién o quiénes se esconden tras estos asesinatos.
Curiosa esta ópera prima del director Troy Duffy, mezclando géneros como la acción más pura, el thriller policíaco y la comedia negra, resultando un film bastante entretenido, aunque no del todo completo. La historia es realmente atractiva, y está llevada con mucho acierto por su director, gracias a un guión y una dirección más que aceptables. Estos dos jóvenes irlandeses pasan de ser unos empleados de una empresa cárnica a ser unos asesinos implacables…e implacablemente novatos. Sus únicas experiencias pasadas habrán sido ver películas de Charles Bronson (y la importancia de la cuerda). Pero no lo hacen de forma gratuita. Las leyes del Señor están por encima que las leyes del hombre. Ellos son elegidos, son santos, se lo creen, y se deben a su ser superior. A su voluntad. Y están dispuestos a llegar hasta dónde alcance su fe.
Con una primera escena en la iglesia, se nos va presentando a estos dos justicieros, de una forma distendida y alegre. No podía ser de otra forma, son irlandeses, y es el día de San Patricio. Aunque falte alegría, sobra cerveza. Hasta que llega el primer caso. Me gustó la forma en que se van mostrando los asesinatos. Nunca se nos enseña cómo sucedió, sino a través de la investigación policial, se nos va mostrando a modo de flashbacks. Y en dichas investigaciones, aparece el personaje de Paul Smecker, el agente del FBI, interpretado por un William Dafoe espectacular, que nos deja para el recuerdo un par de escenas memorables, y tantas otras para partirse. En alguna quizás está algo sobreactuado, pero estoy seguro de que el director lo quería así. En cuanto a los otros dos protagonistas, los semidesconocidos Norman Reedus (al que vimos en “Blade II” o en la reciente “Pandorum”) y Sean Patrick Flannery (sí, el de “Las aventuras del joven Indiana Jones”) cumplen perfectamente con su papel, aunque no están a la altura de William Dafoe. El cuarto en discordia, David Della Rocco, cumple con su papel de gracioso, aunque en alguna ocasión resulte algo irritante.
La película mantiene un ritmo muy alto, no baja prácticamente durante todo el metraje, lo que hará que pasé muy rápido ante tus ojos y no deje de entretenerte ni un instante. Pero si hay algo que no me gustó, fue la resolución de algunas escenas. Cuando el cerco se va cerrando, cuando la cosa se complica, optamos por la resolución más cómoda. Hubo muy poco riesgo llegando al final de la película. Troy Duffy no se sale de la comodidad para no dar al traste con todo por lo que ha estado luchando. Más vale asegurar lo que tenemos, que no arriesgarnos a hacer algo grandioso…o a cagarla. Ese conservadurismo le resta calidad a la película, pero no por ello le resta ritmo ni capacidad de entretener. Así que, si te gusta el género de acción y quieres pasar un buen rato con una peli que no se burle del espectador, deberías dar una oportunidad a estos “Santos” poco convencionales.
“Seremos pastores, por ti Señor, por ti. El poder ha descendido de tu mano. Nuestros pies ejecutarán rápidamente tus órdenes. Haremos manar un río hacía ti para reunir a todas tus almas. In nomine Patris, et Filii, et Spiritus Sancti. Amén”. Pum.