No creo que sea una película que nos haya devuelto al mejor Medem pero sí que es un ejercicio de valentía que, por otra parte, a este director nunca le ha faltado.

★★★☆☆ Buena

Habitación en roma

Julio Medem después de su exitosa carrera como director con Vacas, La ardilla roja, Tierra, Los amantes del círculo polar, y Lucía y el sexo; pasó por la polémica con el documental La pelota vasca, a las malas críticas con Caótica Ana. Este recorrido le lleva a hacer su primera película de encargo: Habitación en Roma, que además es un remake de la cinta chilena En la cama.

El reto es contar la noche que pasan juntas dos mujeres en una habitación de un hotel en la capital italiana, sin salir de ese espacio y sin traspasar el margen temporal de una horas. Elena Anaya es la española, lesbiana de nacimiento, que seduce a la rusa Natasha Yarovenko, heterosexual pero atraída por primera vez por una persona de su mismo sexo.

La cámara no sale de la habitación, encuadra a las protagonistas desde el balcón que da la calle, las recoge cuando están dentro y las vuelve a dejar desde ese mismo balcón. Las factura visual de las bellas imágenes mezcladas con las repetitivas canciones de Jocelyn Pook y Russian Red, muestran el sello que va a impregnar a todo el relato. Solamente saldremos de esa habitación por medio de la pantalla del portátil con conexión a Internet dónde ellas buscarán lugares, fotografías y datos que confirman o desmienten sus identidades; así como un vídeo que la española reproduce en una cámara de fotos.

En esa habitación está todo y Medem la utiliza sin dejarse nada. El balcón, el baño, la cama, los cuadros, el teléfono o la luz. Los cuadros son motivo para diversas conversaciones sobre el arte, el destino y el amor. El elemento humano son las actrices. Ellas están estupendas, sus desnudos son estupendos y sus interpretaciones también. Son la base de la película, un tour de force que se completa con un par de breves apariciones del camarero del hotel interpretado por Enrico Lo Verso que con humor y simpatía relaja el ambiente.

Reconozco que el tratamiento que la película da al encuentro entre estas dos mujeres, a veces cae en situaciones ridículas, cursis, pedantes y pretenciosas; que en algunos momentos acabé fuera de la historia (la facilidad con que la española se duerme antes de tener sexo, los innecesarios subrayados sobre la imagen de Cupido, las tormentosas revelaciones de cada una de las chicas sobre su vida), pero también que me gustaron la belleza de las imágenes y no me arrepentí de estar contemplándola. Igual que le puse varios peros, disfruté con detalles como la luz del amanecer sobre los cuadros o cuando ponen la tercera bandera en el balcón. También las interpretaciones me parecieron de mucho nivel.

El sexo les lleva más al amor que a otro sitio, y este amor tan fuerte, tan profundo y efímero que sienten, me llegó con toda su pasión, dolor e irrealidad. No faltan los simbolismos propios del director ni su manera de contar las cosas. Eso ya me lo esperaba aunque no creo que sea una película que nos haya devuelto al mejor Medem pero sí que es un ejercicio de valentía que, por otra parte, a este director nunca le ha faltado.

Por último, recomiendo que se vea en versión original, no tiene sentido hacerlo de otra manera. Se mezcla el español, el ruso, el inglés, el italiano y hasta un poco de vasco. Tiene mucha importancia el que hablen distintos idiomas y no sé como harán para adecuar el doblaje a determinadas escenas en las que los combinan, cómo cuando cada una de las chicas le dice a la otra lo que siente en el suyo propio, como coartada para no decírselo en el que tienen en común (el inglés) y así decirlo sin decirlo, sin desnudarse sentimentalmente. Imagino el desaguisado que el doblaje puede hacer en esa y otras muchas escenas.
publicado por Xalons el 14 mayo, 2010

Enviar comentario

Leer más opiniones sobre

muchocine 2005-2019 es una comunidad cinéfila perpetrada por Victor Trujillo y una larga lista de colaboradores y amantes del cine.