Cine negro e independiente que marcó el debut de los hermanos Coen. Sin duda un film de culto.
Sangre fácil
Esta película podría ser una más del ala independiente de los ochentas, pero se distingue porque fue el debut de los hermanos Coen en el celuloide. El trabajo de 1984 robo todas los elogios de la crítica de ese entonces. Yo solo había leído de ello ya que no había tenido el placer de verla solamente hasta hace algunos días. “Blood simple”, en inglés, simplemente es un ejercicio cinematográfico que dió el inicio a los rasgos principales de su estilo de estos ganadores del Oscar. La soledad, los moteles, el asfalto, desentendidos, personajes grotescos albergan los más terribles secretos y desdichas de algunos humanos que no lo pasan bien. Siempre gente común y corriente en algún pequeño poblado sirve de ambientación perfecta para los Coen. Basta pensar en las celebradas “No es país para viejos” o “Fargo”, donde la codicia y la necesidad de personas pertenecientes a pequeños poblados fueron impulsados por algunos de los pecados para que estallara en pocos minutos la más de las turbias tramas. Acá el drama pasional es el que mueve el hilo conductor de este relato que narra la historia de un atribulado hombre dueño de un bar que por culpa de la infidelidad de su esposa con uno de sus empleados, lo esta pasando pésimo. Entonces decide enfrentarlos pero no le va muy bien y toma la drástica decisión de contratar a un experimentado y extraño sicario para que le de muerte a ambos por unos miles de dólares. Como en toda película de los Ceon nada resulta como se planea, engaños, extorsión, confusión y muerte se entrelazan a este cuarteto de la muerte. Este es el cine independiente, sinónimo de los Coen en sus inicios homosexuales, las drogas, la prostitución, la mentira del sueño americano, la decadencia de la familia o la soledad, que obviamente no sobran en industria más formal, en este tipo de cine siempre encuentran espacio. La atmósfera densa y con personaje desagradables e infelices son los que hacen que el relato funcione como un espectáculo que en la vida real nadie querría ver. Pero existe, solo basta leer crónicas policiales en los periódicos. La narración se presenta llena de inventiva y de ocurrentes hallazgos visuales y narrativos. El paisaje de la película es Texas sus moteles, campo y asfalto.La sangre simplemente brota fácil. En la creación y apoyo a los directores hay que consignar a dos consagrados que por ese entonces fueron creciendo de la mano con los cineastas, me refiero al Barry Sonnenfeld(director de Men in Black) a cargo de la fotografía y el connotado compositor Carter Burwell que ha colaborado sobre todo con sus gran trabajo musical en Fargo. Sin duda es todo un film de culto que vale la pena.