Este pedazo de actor que es Denzel Washington, con su sola interpretación facial, hace que nos creamos un papel a todas luces imposible y lleno de contradicciones. Se empapa de su papel, lidiando con un guión de lo más gilipuertas.

★★★☆☆ Buena

El libro de eli

Hay veces en que una película puede cometer infinidad de errores y, aún así, conseguir que se lo perdonemos todo. Al salir del cine nos decimos a nosotros mismos: "Al fin y al cabo, ha conseguido que lo pasara francamente bien".

Tal es el caso de esta extraña obra, dirigida por el dueto Allen y Albert Hughes. A mí me parece que la imagen del póster, unido a la expectación que creó la sola presencia del curtido Denzel Washington, nos hizo pensar a muchos que íbamos a presenciar algo muy parecido a Soy leyenda (2007), con Will Smith. Y si bien es cierto que el comienzo de la cinta así lo preconiza, con un paraje postapocalíptico por donde pulula un solitario héroe de raza negra, al transcurrir menos de media hora nos damos cuenta de que los tiros van por otra parte.

Y bien, ¿qué decir…? Es justo en este instante cuando emerge como un insoportable escollo la inexperiencia de la dupla de los hermanos Hughes. Cuando la historia marchaba sola, ¡sin necesidad de pintarla más ni de añadirle más pimienta!, alguien decide poner en escena al malo: Gary Oldman. Y no es que haga mal su papel, no. Pero cuando (por exigencias del guión), los malos son malísimos y los buenos son buenísimos, una película cae en un profundo abismo: la burda esquematización, la nulidad de la psicología de los personajes. Así pues, unos actores potencialmente geniales como lo son Oldman y Washington, se tienen que conformar con ser, meramente, bosquejos de personalidades con verdadera raigambre. En este sentido, confieso que este tipo de malo muy malo, me retrotrae al mítico El Equipo A: El sheriff corrupto de pueblo que maneja a la policía y extorsiona a los pequeños comerciantes, a la espera de que llegue el gorila M. Barracus (por mote, M.A.) solucionándolo todo a bofetada limpia.

De esta manera, ya no tenemos una joya de la magnitud de Soy Leyenda, pero por lo menos tenemos una historia. De pronto, sin embargo, aparecen los vándalos del desierto en moto, que recuedan mucho a Mad Max (1979), pero tampoco ellos logran calar en un argumento que parece no saber hacia dónde pretende conducirse. Y, por si fuera poco, Denzel Washington, súbitamente se convierte en un calco de Clint Eastwood en El jinete pálido (1985), especie de falso eclesiástico que, a golpe de versículo, se carga a todo hijo de vecino. Al igual que Clint, Denzel es misterioso, protector, duro, justo, bíblico y con un pasado trillado de muertos.

Por consiguiente, ya se nos ha ido al traste:

1- la historia,

2- una mínima oportunidad de alcanzar sutileza psicología de los personajes,

3- el rumbo del guión.

4- Pero aún queda por dinamitar ese elemento que convierte a una obra en algo glorioso: la versosimilitud. Y ese trazo destructor tiene nombre propio: Mila Kunis. A este respecto, sólo puedo lamentarme de que cuando una damisela enclenque se reviste por arte de magia de poderes propios de heroína, luciendo gafas de sol Giorgio Armani, con gabardina de Matrix (Dolce Gabbana), un peinado inamovible y pose de portada de Penthouse, me cuesta horrores creerme la película. Sin mencionar algunos momentos surrealistas, como cuando la hija amantísima (Mila Kunis), decide porque sí abandonar a su madre ciega (¡que viva la pepa!)… sólo para que los directores, antojadizamente, lograran sacarse de la manga algunas escenas pseudo-cómicas confrontando a la bella (Kunis) con la bestia (Denzel). ¡Despropósito total de un guión infantiloide! 

En fin, tras destrozar la película, cabe señalar por qué al principio dije que, a pesar de todo, el film se salva. Pues sí, se salva gracias a este pedazo de actor que es Denzel Washington, quien, con su sola interpretación facial, hace que nos creamos un papel a todas luces imposible y lleno de contradicciones. Como buen actor, Denzel se empapa de su papel, lidiando con un guión de lo más gilipuertas y, ¡oh milagro!, al cabo salimos del cine con una sonrisa y la sensación de que, a la postre, hemos visto un producto más que digno.

Bravo, Denzel. Eres el mejor.

 

Lo mejor: ¡Denzel! La escena, impagable, de los ancianos caníbales, curiosos anfitriones.
Lo peor: Guión irrisorio, escenas surrealistas, Mila Kuni al estilo
publicado por Francesc Canals Naylor el 11 abril, 2010

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