La cuarta fase
Debo confesar que esto de los OVINS y la existencia de vida extraterrestre es un tema que me ha interesado desde mi mas temprana edad. No sé bien por qué, pero diría que casi desde que tengo uso de razón, por algún extraño motivo, no puedo evitar leer con avidez cualquier tipo de artículo, nota, informe o reporte que aparezca sobre esto.
Debido a este interés que detento en el tema es que fui a ver esta película con una cierta expectativa, sabiendo que no era una película de formato típico, sino que está realizada tipo documental y basada, supuestamente, en hechos reales.
Y esto es importante mencionarlo ya que es lo que, mas o menos, le da sentido a una cinta que, de otra manera, quizás dejaría en el espectador desprevenido la sensación de que vió una película hecha con dos pesos con cincuenta y a la que ni siquiera se molestaron en darle un final.
Sinosic
La proyección comienza con un primer plano de la actriz Milla Jovovich presntándose (dice “Hola. Que talco. Yo soy la actriz Milla Jovovich”) quien, aparentemente subida a una calesita de plaza junto con el cameraman, aclara que lo que están a punto de ver (o sea, cuando estén viendo la película. No acá. Acá no van a ver nada. Esto no es un cine) está basado en hechos reales ocurridos en la ciudad de Nome, en Alaska, y que guarda la tosca porque por ahí hay imágenes que te hacen cagar todo y podés quedar medio tururulo y que ella no se va a hacer responsable y que después no le vengan con problemas y todo eso.
Inmediatamente después, la historia da comienzo con una entrevista a la psicóloga Abigail Tyler (supuestamente la de verdad) que pobrecita tiene una cara de loca que no da mas (y además es lo mas parecido a un marciano que aparece en toda la película), y cuyo relato, por ser la protagonista principal de los hechos, será lo que vaya llevando el ritmo a lo largo de toda la película.
Resulta que todo comenzó una noche mientras ella y el marido, que también era psicólogo y estaba investigando unos casos medios raros, estaban durmiendo después de hacer la chanchada. Según cuenta la mina, alguien o algo entró en la pieza y lo ensartó al tipo como churrasco de croto ahí nomás enfrente de ella, asesinándolo, sin que ella pudiera hacer nada para evitarlo.
A raíz de ese hecho, la pobre mujer quedó medio obsesionada y con un poco de cargo de conciencia por no haber visto quien fue el asesino por lo que, como última posibilidad, solicita la ayuda de su colega psicólogo Abel para que la hipnotice a ver si así podía recordar algo.
El tipo acepta, la duerme, primero la jode un poco le dice “Ahora sos una gallina” y la mina cacarea y eso, pero después se pone serio y comienzan con la regresión hasta el momento de la noche del suceso.
Todo parecía ir bien, pero justo en el momento clave del hecho, la mina se pone como loca, grita, llora y patalea y al final la tiene que dspertar se queda sin poder identificar al intruso.
El psicólogo amigo le dice que mejor que se tome unas vacaciones porque está bastante colifa, pero Abigail no solo se niega sino que, además, le dice que va a continuar con las investigaciones en las que estaba trabajando su difunto esposo porque eso es lo que él hubiera querido, y además porque las cosas están cada vez mas caras y de algo tiene que vivir.
Así es como comienza a tratar a algunos pacientes que, extrañamente, coinciden en mostrar ciertas alteraciones del sueño, las cuales, siempre, van acompañadas con la previa aparición de un búho que los mira por la ventana.
“Uh que cucú que está esta gente” piensa la licenciada para sus adentros pero, igualmente, como eso es lo que le da de comer, continúa con los tratamientos, intentando develar cual es el misterio que encierra esta aparición.
Después de algunas sesiones típicas en las que el paciente habla y el psicólogo dice “Mhhjmmm” mientras hace dibujitos en su anotador y piensa en lo que puede hacer para cenar, a Abbey se le ocurre probar con la hipnosis para ver si se puede finalmente echar algo de luz sobre el significado del búho y su relación con las alteraciones en el sueño, y así ir dándole un cierre al asunto porque ya la tenía medio aburrida.
Entonces, agarra a uno de los pacientes y lo hipnotiza.
Lentamente lo va haciendo regresar hasta el momento en el que tuvo problemas para dormir y le dice que se fije si ve que está la lechuza en la ventana.
“Si, ahí está” dice el tipo hipnotizado.
“Mmhhjjmmm” dice la licenciada “¿Y que hace el búho?”
“Me mira” dice el tipo.
“Bueno, espantalo. Tirale un zapato o algo” le dice Abbey demostrando poco profesionalismo.
“No, pero no se va” dice el tipo ya mas nervioso “Haga lo que haga no se mueve. Ni se inmuta. Se queda ahí mirándome fijo ese pájaro de mierda”.
“Bue” dice la mina medio resoplando “No se, soñate una gomera y bajalo de un gomerazo”.
“¡¡No!!” dice el paciente de repente y ya muy nervioso “¡¡No es un búho!! ¡¡Uy mamita querida!! ¡¡Me caigo y me lavanto!! ¡¡Ay la puta que lo pario!!”
“Eh ¿Qué pasa? ¿Qué es? ¿Una paloma? ¿Un murciégalo?” pregunta Abbey algo intrigada.
“¡¡No!! ¡¡No es!! ¡¡No es!! ¡¡Está afuera de mi habitación!! ¡¡Va a entrar!! ¡¡Ayayayay que horrible!!” grita el pobre tipo ya todo chivado, y ahí nomás se pone re loco.
“¡¡Uh pará loco pará…Estás dormido, no pasa nada. Aguantá que te deshipnotizo!!” le grita la licenciada, y de inmediato le vacía un sifón de soda encima demostrando lo limitados que son sus conocimientos de tratamiento por hipnotismo.
El pobre hombre sale del trance pero queda mas loco que antes y se va sin explicarle nada a la mina, que se queda así medio descolocada y encima sin soda para la cena.
Esa misma noche, ese mismo tipo agarra y mata a toda su familia antes de suicidarse.
Al toque todos la miran a la pobre mina medio de reojo, en especial el comisario del pueblo que nunca le tuvo mucha simpatía, y quien le advierte que no vuelva a practicar la hipnosis con nadie mas porque es obvio que muy bien no le sale.
Sin embargo al otro día, otro paciente viene y, aún sabiendo lo que había pasado, le pide a Abbey que lo hipnotice porque ya no aguanta mas el tema este del búho en la ventana y se lo quiere sacar de la cabeza.
“Bueno, pero mirá que cualquier cosa yo no me hago responsable eh” se ataja la loquera.
“Si, si, vos hicnotizame tranquila que no pasa nada” le dice el tipo.
Empiezan la sesión y al rato otra vez:
Abbey: “¿Está el búho?”
Paciente: “Si, ahí está”
Abbey: "¿Y que hace?"
Paciente: "Nada. Me mira con cara de búho".
Abbey: "Bueno, fijate si lo podés espantar o algo".
Paciente (nervioso): "¡¡Uh la puta que lo reparió no es un búho!!".
Abbey: "¿Y que es? ¿¿Qué es??".
Paciente (re sacado y con cara de espanto): "¡¡¡AAAhhhhh!! ¡¡¡Nooooo!!! ¡¡¡Viene!!! ¡¡Está ahí al otro lado de la puerta!! ¡¡Viene por mi!! ¡¡Me quiero matar!! ¡¡Que hijodemil!! ¡¡Mirá vos lo que era!! ¡¡No lo puedo creer!! ¡¡Que espantoso!! ¿¿¡¡Por que a mi!!?? ¡¡Llevate a mi mujer!! ¡¡Noooooooo!!! ¡¡¡¡AAAAHhhhhhh!!!".
“Bueno, bueno, quedate tranquilo” grita la licenciada “Ya te deshipnotizo” le dice mientras lo rocía con un matafuegos.
El tipo se despierta medio pálido, le vomita un canasto y se va.
“¿Y? ¿Que me contursi?" le dice Abbey a Abel que se había quedado como observador.
“No se. Están relocos” responde el profesional.
“Para mi que se los están llevando los marcianos” arriesga la mina así sin anestesia.
“¡Ah bueno! Vos estás mas loca que ellos” retruca el tipo meneando la cabeza.
En ese momento entra la secretaria del consultorio toda nerviosa y le dice a Abbey que vaya y escuche la cinta que le había dado para transcribir a la mañana (porque los psicólogos se graban ellos mismos hablando sobre los pacientes para no olvidarse de lo que piensan).
La mina va y al poner la cinta se escucha ella misma hablando de los casos antes de quedarse dormida.
Después se la escucha roncando, se escucha un regio gas, y de repente un ruido de puerta que se abre y un grito largo y desgarrador, ruido como de forcejeos y un extraña voz no humana hablando un dialecto ininteligible.
Abbey queda estupefacta. Todos la miran abriendo mucho los ojos.
“¡Esa sos vos!” le dice el psicólogo colega.
“Si” responde la mina con un hilo de voz.
“Faaaaaaa ¡¡Que pedo te tiraste eh!!” le dice el tipo riéndose a carcajadas.
A partir de ese momento, sabiendo que ella misma es tan protagonista del fenómeno como las demás víctimas, Abigail comenzará a profundizar sus investigaciones, lo cual la llevará a descubrir cosas y a vivir situaciones que nuca hubiera imaginado y que cambiarán para siempre su vida.
Digamos que lo “interesante” de esta producción es la superposición en pantalla de las escenas actuadas por los actores, con supuestas filmaciones protagonizadas por los supuestos protagonistas reales de los hechos (que no voy a decir si son reales o no para no arruinarles el efecto).
Esto, hace que por momentos todo adquiera un grado de realismo que inquieta bastante si uno se deja atrapar por la historia y se muestra dispuesto a creer lo que se está presentando.
De hecho hay un par de momentos no poco perturbadores, especialmente en las supuestas filmaciones den video de los casos “reales” que están muy bien logrados tanto en lo que respecta al clima como a los efecto visuales.
Mas allá de eso, el guión se desarrolla de manera efectiva, la película logra ser interesante sin ser apasionante, y logra entretener sin recurrir a las típicas exageraciones visuales a las que la industria nos tiene acostumbrados.
En cuanto a las actuaciones Milla Jovovich se luce en su interpretación de la trastornada Abbey Tyler, muy bien acompañada por Elias Koteas en el rol de Abel, Hill Patton como August, Enzo Cilenti como Scott, y Hakeem Kae-Kazim como el profesor Awolowa entre otros.
Merece también una mención especial la gran actuación del búho Ernesto, que si bien no estuvo mucho tiempo en pantalla, logra darle a su personaje de búho un realismo impresionante.
La dirección de esta película estuvo en manos de Olatunde Osunsanmi, quien además hace una participación como el entrevistador de la Dra. Abbey Tyler.