Feed
Vi esta película en un momento en que estaba escribiendo una serie de artículos sobre parafilias aplicadas al cine porno. Me alegró saber que existía esta película. Más aún, me entusiasmó tanto, que no quise verla en el instante. Prolongué la cita con el film un mes, y otro, y otro. Me relamía de gusto, como un chucho que esconde su hueso para otro día más propicio…
Pero cuando, llegado el gran día, decidí visionar la obra, me desilusioné por completo. ¿Por qué…? Sencillamente, porque yo esperaba que el señor Brett Leonard me cogiera de la mano y me llevara al muy feo mundo de las parafilias, los pecados, el onanismo, el averno del Internet underground. Y sí, la obra comienza con todo eso. Es decir, que el producto promete, pero a medida que pasan los minutos, al director se le va olvidando algo fundamental: ¿Qué es lo que estaba filmando? ¿Qué quería mostrar? ¿Hacia dónde quería ir?
Al cabo, pues, ese descenso hacia los infiernos de la pornografía lúbrica va diluyendose (¡qué chasco!) en una historia (tópica, rutinaria, estúpida) de detectives chulescos con problemas de ego. Lo que tenía que ser un caramelo para todos aquellos que nos hemos interesado alguna vez por el Underground, el porno, el "feederism", la cultura de los FA (o Fat Admirers), los Gainers, los engordados, los engordadores, etc, tuvimos que acabar soportnado una película de poli malo-poli bueno (trasunto patético de Harry el Sucio). Para más inri, preñadísima de tópicos policiacos y lugares comunes.
Y quede claro que no quiero cargar contra el cine de "polis y ladras" (¡corre que te pillo!) pero es que, señores, los que acudimos al cine para ver Feed, íbamos a otra cosa. Desde luego, no a ver otra de poli frustrado y conflictivo, anti-héroe archiconocido.
El guión, mal encastado en una trama mediocre de cine negro, da pena. Las casualidades (Deus ex machina) son para que nos ofendamos. Le falta ritmo, es inverosímil. And so on, so on, so on…
Puede que algún neófito, poco versado en porno duro, le escandalice y se contente. Pero a otros, que nos enseñen varios planos de una SSBBW (dícese, en el mundo porno, de la bella mujer extremadamente obesa), no nos basta para que consideremos que una película ha logrado basar su trama, su esencia, en la problemática legal de las parafilias cibernéticas.