El vampirismo y la infancia, unidos en una historia de amor, de soledades compartidas y de violencia.

★★★★☆ Muy Buena

Déjame entrar

Este film sueco ha sido toda una sorpresa a nivel internacional. Basado en el libro de John Ajvide Lindqvist que también ha participado en el guión de la película, es una nueva revisión al tema del vampirismo.

Y es que el cine de vampiros no tiene fin. Desde las primeras películas mudas (Nosferatu, Vampyr) el cine de temática vampírica se ha ido regenerando y se puede decir que es el único monstruo clásico, si como tales llamamos a los que hizo famosos la productora Universal en los años 30-40, que acepta revisiones tan periódicas y tan radicales. Me vienen a la memoría algunas de ellas: El ansia, Martin, Los viajeros de la noche o The Addiction.

En esta ocasión, la película cuenta la historia de Oskar, un chaval de doce años que vive en un barrio de las afueras de Estocolmo. Oskar sufre maltrato por varios de sus compañeros de clase pero no es capaz de responder a la violencia con la misma moneda. Su soledad se ve apaciguada cuando conoce a la nueva vecina, Eli, una chica de su edad que solamente aparece por las noches.

El vampirismo y la infancia, unidos en una historia de amor, de soledades compartidas y de violencia. Eli necesita alimentarse con sangre y eso no le impide vivir con su padre que sabe de su condición de vampira, y de hacerse amigo de Oskar, el único que puede comprenderle.

Con escenas de una belleza mágica en el escenario del paisaje nevado de un frío invierno escandinavo, se nos ofrece una trama con muchos silencios y diálogos concisos y directos con unas interpretaciones soberbias. La película transcurre desde las escenas más intimistas al horror que producen los momentos violentos en los que la vampira ataca a sus víctimas.

El mito del vampiro se regenera pero también mantiene sus códigos y cómo aficionado al tema lo agradezco. El vampiro necesita sangre para alimentarse, si no mata a sus víctimas están se convierten en vampiros, la luz del día es mortífera para ellos, es fuerte y ágil, vive manteniendo el aspecto y edad de cuando fue vampirizado y solamente puede entrar en una casa si es invitado a hacerlo. De ahí el "déjame entrar" del título que se convierte en el leit motiv de una película bella y por momentos fascinante.

No apta para todos los paladares porque puede producir rechazo a algunos por su tempo narrativo y a otros por su violencia, pero que no debe dejarse escapar de la cartelera por quién esté interesado por el tema vampírico o por el espectador que agradezca la oportunidad de ver cine actual de un país poco dado a llegar a nuestras carteleras.
publicado por Xalons el 28 febrero, 2010

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