Nueva muestra del talento de Kathryn Bigelow, esta vez con armas tales como la tensión sin descanso, cantidades industriales de adrenalina, un brillante montaje y escenas de acción sublimes para contar una historia cruda sobre los conflictos armados.

★★★★☆ Muy Buena

En tierra hostil (The hurt locker)

“El ímpetu de la batalla es una potente y muy a menudo letal adicción, pues la guerra es una droga”
Con esa frase del corresponsal de guerra norteamericano Chris Hedges comienza la última joya que nos ha regalado Kathryn Bigelow. La película, cuyo título original en inglés es The Hurt Locker (una expresión militar que aparecía en un artículo del guionista Mark Boal: “To put someone in the hurt locker” significa causarle dolor. Casi podría traducirse literalmente como “la taquilla del dolor”), ha sido traducida al castellano como En Tierra Hostil (tela marinera con las traducciones…).  En ella somos testigos de la vida que llevan en Irak un grupo de soldados de élite encargados de la desactivación de bombas en zonas de combate. Cuando el Sargento William James, un amante de las emociones fuertes,  se pone al mando de la brigada, su temeraria y peligrosa  forma de trabajar supondrá un shock para los oficiales subordinados.

La señorita Bigelow ha dado en el clavo, y con The Hurt Locker está cosechando una buena cantidad de premios totalmente merecidísimos que (espero) tendrán su punto álgido en la noche del 7 de marzo de este 2010, en la 82ª edición de los Oscars de Hollywood, donde competirá por la ansiada estatuilla dorada en 9 categorías ( Mejor Película, Mejor Actor (Jeremy Renner), Mejor Director, Mejor Guión Original,  Mejor Fotografía, Mejor Edición, Mejor Banda Sonora Original, Mejor Edición de Sonido y Mejor Mezcla de Sonido). Sin duda alguna, todo un éxito para una directora genial que se ha hecho un hueco en una industria cinematográfica dominada por los hombres, al menos en lo que a directores se refiere. Me encantaría que Kathryn Bigelow se convirtiera en la primera mujer en ganar un Oscar a la Mejor Dirección, máxime en esta edición, en la que tiene a su ex-marido, James Cameron, como principal rival. Y, sinceramente, creo que esta vez lo merece Bigelow de calle. 

Mucho ha llovido desde que Bigelow dirigiera en 1991 la excelente Le llaman Bodhi y el mundo del cine se rindiera a sus pies alabando su "talento único" y su "potencia singular". Pero no se estancó, ni mucho menos, y en 1995 volvía a sorprendernos con Dias Extraños, otra pequeña joya donde Kathryn dió rienda suelta a su personal talento, consiguiendo que dicho film se convirtiera en un frenético y fascinante viaje de innovadora estética. El Peso del Agua (2000) y K-19: The Widomaker (2002) serían sus siguientes películas, con las que también cosechó críticas positivas y nuevos elogios hacia su particular forma de ver el cine. Está claro que no nos encontramos ante ninguna novata y que todos los elogios que está cosechando esta talentosa directora son realmente justos y merecidos.
 
The Hurt Locker es una excepcional película bélica que, al contrario que muchas de sus compañeras de género, no intenta analizar las causas del conflicto, sino que se dirige directamente y sin rodeos a la consecuencias del mismo. Sin entrar en valoraciones y juicios políticos, el film si expone y denuncia los horrores de los conflictos armados y el precio que, normalmente los inocentes, tienen que pagar por ello. De paso, el toque de atención a la administración americana ante lo absurdo de la situación en Irak es latente, personificado en esas tropas destinadas en Irak donde no hay un conflicto armado específico.  Con un sutil y efectivo toque de falso documental, la película de Bigelow muestra una tensión y un realismo determinante en  su planteamiento, perceptible especialmente en las escenas de acción, de una calidad  y cercanía a la realidad muy pocas veces vistas con anterioridad. Los escarceos con armas de fuego y las explosiones están rodadas de forma magistral y constituyen unas secuencias espectaculares y memorables, amén de verosímiles al cien por cien.

Como ya hemos mencionado anteriormente, la historia gira en torno al Sargento William James, un artificiero desactivador de bombas adicto a la adrenalina y al riesgo derivado de su trabajo, con una actitud chulesca e insubordinada, sorprendente e increible ante los ojos de sus subordinados, que no terminan de aceptar el gusto de James por un peligro tan extremo, quien disfruta de la vida siguiendo una máxima determinante: "Si la luz brilla más cuando mayor es la oscuridad, la vida se disfruta plenamente cuando se está al borde de la muerte". Jeremy Renner es el actor encargado de dar vida a nuestro anti-héroe protagonista, llenando la pantalla con su presencia y logrando una interpretación casi perfecta que le ha valido una nominación para el Oscar a Mejor Actor. Además, es tan brillante su interpretación que contagia de esa calidad a los personajes a su alrededor, exprimiendo al máximo las dotes interpretativas de los actores que interactúan con él.

Kathryn Bigelow ha sabido plasmar la crudeza y la tensión de los conflictos bélicos que asolan la faz de la Tierra actualmente, dejando de lado los patriotismos y el omnipresente desfile de banderitas yankees al que estábamos acostumbrados y hartos de ver en cualquier película bélica "made in USA", y nos ofrece un film realista y sin añadidos que muestra minuciosamente el dia a dia de un puñado de hombres en uno de esos pequeños infiernos que siguen ardiendo hoy en dia en Oriente Medio, y que nadie aún ha sido capaz de sofocar. Una nueva muestra del talento de la directora californiana, usando esta vez armas tales como la tensión sin descanso, cantidades industriales de adrenalina, un brillante montaje y escenas de acción sublimes para contar una historia cruda sobre los conflictos bélicos sin sentido. Y de propina, el oscuro y siniestro mensaje planteado al comienzo del film y confirmado con el paso de los minutos: Chris Hedges tenia razón, la guerra es una droga y para muchos es lo único que tiene sentido. Un Oscar para Kathryn Bigelow ya, por favor.
Lo mejor: La dirección de Kathryn Bigelow, el montaje.
Lo peor: Profundiza poco en los personajes secundarios, lo cual se nota en contraste con el gran retrato psicológico del protagonista.
publicado por Diego Oliver el 27 febrero, 2010

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