The box
Ambicioso es el adjetivo que mejor define a Richard Kelly. El joven director, productor y guionista, se daría pronto a conocer entre los cinéfilos más adeptos con Donnie Darko, una rara joya digna del recuerdo. Gustó a propios y extraños. Un derroche de talento que no ha sabido dosificar con el paso de los años. Viendo la buena jugada, Tony Scott contó con él en el guión de aquel empacho visual llamado Domino. Para ver su siguiente obra como director, Southland Tales, hubo que esperar, tanto, que en nuestro país ni tan si quiera se ha estrenado. Marcianada de casi 3 horas de duración solo apta para incondicionales. Desató la irá de muchos críticos y lo que es peor, perdió un voto de confianza.
Ahora, con los correspondientes problemas de distribución, no eran pocos los que esperaban descubrir los secretos alojados dentro de La Caja. Una fiel adaptación del relato corto de Richard Matheson; (Button, Button). Capítulo emitido en la primera temporada de The Twilight Zone, aquella mítica serie donde iban de la mano fantasía, terror, intriga y ciencia ficción. Heterogénea mezcla de géneros ideal para Kelly.
The Box, alargada hora y media, empieza sin rodeos. Un misterioso hombre, Frank Langella, se presenta de manera repentina en casa de los Lewis, Cameron Diaz y James Marsden, una acomodada familia que atraviesa por una difícil situación económica (las he visto peores). Junto a él, lleva una inquietante caja con un botón rojo y una macabra propuesta; si lo pulsan, se les entregará al instante y al contado un millón de dólares en los años setenta, a cambio, una persona a quien no conocen morirá. Un dilema que tendrán que sopesar y resolverán de aquella manera. Para mí, interesante y poderoso punto de partida.
En todos los sentidos, los problemas aumentan. Se abren demasiados huecos que no se saben rellenar, principalmente gracias a unos actores nefastos. Dejando fuera a Langella, que con tan solo media cara consigue transmitir una escalofriante sensación de miedo. Cameron Diaz, nunca ha sido una virtuosa de la interpretación, en The Box roza el ridículo. Con unos diálogos dignos de una estereotipada rubia. La operada californiana solo consigue transmitir un sentimiento, pena. No gracias a un papel que tiene su miga, todo lo contrario, sino por el quiero y no puedo de una actriz en decadencia. Recordando a Sarah Michelle Gellar en Southland Tales. James Marsden – cara de palo, estaba mejor con las gafas de Ciclope en X-men, así nadie podía notar su nula capacidad para cambiar de registro. Desaprovechan una buena oportunidad, demostrando que no pueden sacarlos de casa, la comedia comercial, el cine de masas.
En el apartado técnico Richard Kelly se mueve con soltura. Se atreve con bastantes travellings, y consigue recrear una atmosfera asfixiante bien acompasada por la turbadora banda sonora. Recreándose en ese universo de personajes Lynchnianos, moviéndose en la delicada línea de lo inquietante y lo irrisorio, abarcando demasiadas cuestiones en un film valiente, que no llega a la altura de su opera prima. Creador de un caos del que resulta más cómodo salir, que entrar. Y es que una vez introducidos, la película a pesar de todos sus defectos resulta interesante. Arriesgada apuesta fuera de lo convencional, en la que podemos encontrar una débil metáfora sobre la avaricia humana. Un guión surrealista en el que se nota que faltan o sobran cosas. Hay que mirar esta caja como una obra incomprendida y desde luego, en bastante parte, como labor fallida que tiene su gracia. Como un capitulo largo de Twilight Zone, que al fin y al cabo es lo que es. Ni Mullholland Drive, ni El incidente, aunque anda cerca del Shyamalan fullero.
Pesadilla infantil y tramposa. La Caja corre el riesgo de quedarse vacía, cuando las virtudes salen corriendo y nos quedamos con todos sus defectos. Como se suele decir; tan mala que parece buena. Y es que tiene su encanto el extraño viaje… donde no importa ni como ni donde lleguemos, limitémonos a observar, disfrutemos.
Este norteamericano amante de la Teoría de Cuerda, los saltos temporales, las conspiraciones y los géneros inclasificables cumple con su ego, y va camino de que sea mayor el número de personas que lo odien que los que lo amemos.
Esperemos con paciencia para ver si le quedan conejos en la chistera.
Lo mejor: Frank Langella. El inquietante halo que la envuelve, con todos esos personajes amenazadores que forman el universo Richard Kelly y las malas ideas
Lo peor: Cameron Diaz, James Marsden y el guión cuando supera la barrera de la realidad.
Nota: 6