Donde viven los monstruos
Cuando eres un infante todos tus sentimientos son una jungla de emociones, cualquier regaño o halago te afecta como el agua al papel.
Ahora imagínense ver el dilema interior de tus emociones reflejados en monstruos gigantes que hablan. Eso es precisamente lo que tenemos en “Donde viven los monstruos”, una película nada convencional que demanda la atención del público para observar el mundo salvaje de los sentimientos de un niño.
El director Spike Jonze no la tuvo fácil al tener que adaptar un cuento clásico de unas cuantas páginas en una película de 101 minutos. Inclusive en algunos momentos se nota que extiende las escenas para inflar el contenido, aún así nos a regalado una preciosa película que es muy adulta en su contenido, pero con apariencia para público infantil.
Desde el principio nos invade con viejos recuerdos de dibujos, música y palabras. Inevitablemente comienzas a recordar la simpleza de la existencia de aquellos tiempos y de lo complicado que era en ese entonces relacionarse con los demás y mucho menos pensar en controlar tus emociones.
Max (Max Records) es un niño que se siente solitario por lo que busca constantemente la atención por parte de su madre y hermana. Lamentablemente para el ellas tienen una vida que se basa en relaciones con amigos y lo que es peor para un niño de esa edad es que tu madre tenga novio. En uno de sus berrinches encuentra una lancha que lo lleva a una isla habitada por las cosas salvajes (wild things).
Para empezar , los diseños de los monstruos son fascinantes, pudieron ser un fracaso fácil y obvio para criticar sus defectos, pero durante la duración de la película no deje de admirar el talento con que lograron crear con tanto realismo estos seres de personalidades extremas.
Otro punto a favor de la producción es la actuación del joven actor Max Records , su energía y emotividad a las situaciones que le rodean le da vida a lo que otros pudieron haber arruinado con su sola presencia. Aquí la importancia de haber elegido a este chico fue vital, gracias a él es posible empatizar con sus diferentes monstruos interiores, porque téngalo por seguro lo que vemos son representaciones físicas de la personalidad de Max.
La película no es para todos, tiene momentos muy serios con los monstruos que son más antagónicos y nada parecidos a los adorables seres de caricaturas que estamos acostumbrados.
Aún con sus momentos serios existen escenas reconfortantes donde el amor prevalece y lo anterior se ve reflejado como una cereza en el pastel al final de la cinta con una ligera sonrisa de Max.
Es importante que consideren que no existen abundantes momentos alegres, es más, en muchas ocasiones se vuelve hasta deprimente. Se necesita paciencia con ” Donde viven los monstruos” porque el mensaje no a todos les a de llegar y puede que hasta se aburran en los primeros minutos.
Por mi parte, disfrute la película, no tanto como hubiera querido. Me dejo más pensativo que entretenido y eso cuenta de algo.