Colorida, con aire a musical de Broadway y con vuelta a la animación de lápiz y papel, la compañía de las hadas promete encantar a padres e hijos.

★★★☆☆ Buena

Tiana y el sapo

No hay que ser muy técnico en la materia para percatarse desde un inicio de la exhibición que el tipo de animación que plantea “Tiana y el sapo” proviene de lapiz y papel. Sencillamente la compañía de las hadas vuelve a sus raíces rememorando algunos exitosos clásicos como “El rey león”, “La bella y la bestia” y  “Pinocho”

He leído por ahí que Tiana es la primera princesa negra y en virtud no lo es. En la historia, un príncipe de nombre Naveen, del país europeo de Maldonia es transformado en un sapo por un malévolo  conjuro vudú del Dr. Facilier. El anfibio  le pide a la joven Tiana, que esta vestida de princesa con el objeto de  romper el hechizo. Sin embargo, el beso no rompe el hechizo y además convierte a Tiana, una chica esforzada y soñadora, en una sapo. Juntos emprenden una loca carrera por pantanos para encontrar a la sacerdotisa vudú del Bayou, Mama Odie, para que revierta el hechizo. Estarán acompañados por un caimán que toca la trompeta y su sueño es ser parte de una banda de jazz junto a  los humanos. Ademñas de una simpática luciérnaga que sueña con un idílica estrella. La música es el alma fundamental de esta apuesta que asemeja los grandes espectáculos de Broadway,  con sendos números musicales que son  puente entre el relato. Nueva Orleans es el escenario de la música como el jazz y el blues con varias presentaciones musicales que hacen llevadera la cinta. Ambientada en los años veinte, los directores Ron Clements y John Musker resposables del “Planeta del tesoro”, “Hércules” y “Aladino”, plantean una inteligente propuesta, tal vez demasiado refinada por momentos para los más pequeños pero que los padres agradecerán de ver tantos cuadros y secuencias que simulan a los musicales de antaño.  El estilo de cuento de hadas de antaño esta patente en todo el metraje. Desde “Vacas vaqueras”, la ultima cinta en animación tradicional, que Disney no trabajaba con este tradicional método de animación volviendo a sus raíces a punta de lápiz y papel. Los creativos  a cargo del departamento en cuestión  se interesaron en volver a hacer animación tradicional en o vulgarmente digo sin ordenador. Sumaron al equipo a Randy Newman, responsable de la música de las películas de la exitosa Pixar, regalando partituras misteriosas y  graciosas, haciendo que el  espectador disfrute de momentos musicales notables que se mezclan hábilmente con una animación sacada del baúl de los recuerdos. Romance, aventuras, suspenso y mucha magia se conjugan en este regalo visual que promete competir a “Up” de Pixar y estar presentes en la entrega de premios en las categorías de musical de los Globos de Oro y por que no de los premios Oscar. Los personajes como el gracioso caimán, la romántica luciérnaga o el oscuro doctor están bien construidos y otorgan el equilibrio entre en naciente romance de los dos adorables sapitos que avizoran un final feliz como siempre. 
Lo mejor: los musicales
publicado por David Lizana el 4 diciembre, 2009

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