Adventureland
Adolescentes descubriéndose a si mismos es un tema recurrente en el género cinematográfico que a lo largo de generaciones se utiliza el recurso en distintas aproximaciones. Desde la comedia gamberra pasando por el desengaño amoroso en tramas de superior calado humano.
El director que ya tocara dichos designios en Supersalidos cuenta con dos actores que viven un momento de máximo esplendor. Los protagonistas de dos grandes éxitos del momento, La bella de Luna Nueva “Kristen Stewart” y el mata zombis de “Zombieland” Jesse Eisemberg. En principio el guión es demasiado explotado, no parece esperarse nada novedoso ni mucho menos mínimamente interesante. Sin duda como amante del celuloide una de mis grandes pasiones adherentes a este difícil oficio es la sorpresa.
En ocasiones te esperas un planteamiento para de repente encontrarte con enorme perplejidad algo opuestamente diferente a tus cábalas iníciales. Ese romanticismo continúa pegado en la sala oscura, siendo ello una de las características que le dan su mayor encanto para el cinéfilo que realmente le inunda el corazón de agradecimiento cuando al fin es sorprendido.
Esto me acaba de pasar esta tarde, que acudía al estreno sin ilusión, es más me encontraba obligado a presenciarla bajo ordenes de un Fancine para el que colaboro. Algo tan frío como puro trabajo. Empieza el metraje con mis mayores temores, chaval que se encuentra el grifo económico cerrado. El devenir se antojaba lleno de estúpidos niñatos en un trabajo de tercera haciendo chistes sobre tetas y culos.
Miren por donde que de repente una magia se apodera en la visión, de repente me empiezo a encontrar con un ritmo bien diseccionado en la presentación de personajes con sus miedos, tribulaciones, ideas y un romanticismo ciertamente elegante. Magistral dirección de Mottola que evoca con acierto los 80 en una banda sonora que te lleva por los vericuetos de una década mágica en todo su esplendor, ayudando su acertado vestuario, puesta en escena clásica emulando al cine de corte clásico con su fotografía funcional. Sin aspavientos de movimientos de cámara imposibles ni colores exagerados. Todo es funcional en sacar el delicioso devenir de sus protagonistas todos ellos excepcionalmente interpretados.
Mottola evoca la etapa de madurez de forma agridulce, con sus momentos divertidos sin olvidar las situaciones tristes o el desamor, una inteligente muestra contada con amor a una forma de vida alumbrando pequeños seres descarriados que dejan cada uno de ellos un pequeño trozo de alma en esa feria de ínfima categoría. Cada porro, cada fiesta, cada beso tiene un sentido. Adventureland me atrapó en sus redes de buen cine, lo mejor de todo es que estas pequeñas muestras me hacen seguir amando el séptimo arte ya que todavía quedan sorpresas esperándote en esa sala de los sueños.