Por mi parte no presté mucha atención al fenómeno publicitario y fui a verla sin expectativa alguna pero con la mente dispuesta a pasar miedo en un cine, y sólo puedo decir que en mi caso fue una experiencia bastante satisfactoria

★★★☆☆ Buena

Paranormal activity

Definida por muchos como el pelotazo de la temporada en lo que a cine de terror se refiere, Paranormal Activity (2007) estuvo casi dos años dando vueltas por numerosos festivales hasta lograr captar la atención de la Paramount, quien la distribuyó internacionalmente aprovechándola para una de las campañas virales más poderosas de los últimos años, una auténtica orgía de hype que, muy probablemente, hará de esta película un éxito pero opacará muchas de sus virtudes. Por mi parte no presté mucha atención al fenómeno publicitario y fui a verla sin expectativa alguna pero con la mente dispuesta a pasar miedo en un cine, y sólo puedo decir que en mi caso fue una experiencia bastante satisfactoria.

Partiendo del ya sobradamente conocido argumento del "metraje hallado", la película apunta a una detallada simulación de realismo, no sólo en cuanto a usar actores desconocidos y diálogos mayormente improvisados, sino también en el curioso hecho de que no hay créditos aparte de un agradecimiento al principio y una banda de copyright al final. Todo esto para ayudar a mantener la ilusión de que lo que el público está viendo (básicamente los esfuerzos de una joven pareja por documentar los fenómenos paranormales de su nueva casa) está ocurriendo realmente y no se trata de una película. Esto requiere evidentemente un pacto tácito entre la cinta y los espectadores en cuanto a que estos últimos tienen que poner de su parte y dejarse llevar por la premisa del director/productor/guionista Oren Peli. No siempre funciona, pero en su mayor parte sí, y contiene suficientes grandes momentos como para por lo menos llegar a ser destacable, sobre todo a medida que va pasando el tiempo de metraje y las apariciones del fenómeno sobrenatural se van haciendo cada vez más claras y agresivas.

El formato de la película, a pesar de no ser nada novedoso, sí que permite al menos un par de trucos que Oren Peli tiene escondidos bajo la manga a la hora de dosificar el miedo. La cinta tiene una estructura casi ritual en la que sabemos que el auténtico terror viene en las escenas nocturnas, aquellas en las que la cámara está fija y el plano es sostenido, permitiendo al espectador la posibilidad (escasa en estos tiempos) de realmente escudriñar con detalle todo lo que ocurre en pantalla. Asimismo, el sistema de avanzado rápido de la cinta es utilizado aquí como un recurso expresivo literal al hacer avanzar el tiempo ante nosotros con diferentes intenciones que van más allá de la elipsis narrativa empleada en otras historias similares.

Llegados a este punto, la verdad es que no quería hacer comparaciones con El proyecto de la bruja de Blair (1999) ya que a estas alturas dicho símil se ha convertido en un fastidioso lugar común, pero comprendo que hasta cierto punto es algo inevitable. Sin entrar a valorar cual de las dos es más efectiva, sí creo necesario destacar que, si bien es cierto que ambas emplean un mismo formato para contar su historia, la técnica que usan para causar miedo en el espectador es muy diferente. En la cinta de Daniel Myrick y Eduardo Sánchez la agresión al público venía dada por la falta de orientación y de referente geográfico en el bosque, que hacía que el espectador se desesperara al no poder ubicarse en el espacio. En Paranormal Activity es lo contrario; al ocurrir todo dentro de un mismo escenario, el público llega a conocer al dedillo la casa de Katie y Micah, y la forma en la que está estructurada la película denota un uso del miedo que juega con el arma de la expectación, en el sentido de que el público sabe que el auténtico miedo viene con la llegada de las escenas nocturnas, y por eso anticipa, teme y espera dichos momentos. En otras palabras, mientras que su antecesora más famosa era una historia narrada en forma de espiral desorientadora, esta de la que hablamos hoy es una montaña rusa con picos cada vez más pronunciados y que culmina en un final de esos que no dejan indiferente a nadie, y que en mí ha funcionado bastante bien. Ignoro las posibilidades que tendrá esta película de ser re-visitada una vez que se pierde la sorpresa de su primer visionado, pero, una vez más, yo rompo aquí una lanza en favor de ese cine de terror visceral y emotivo que tanto hace falta de vez en cuando.

publicado por Hombre Lobo el 1 diciembre, 2009

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