Gamer
Cuando Neveldine y Taylor cojan un trípode y hagan una secuencia de más de 2 minutos con él, podremos hablar del fin del cine. Del cine trepidante pero vacío, delirante sin mensaje elaborado.
Gamer es, vistas las películas que han hecho anteriormente, un supuesto alegato profundo a la sociedad de la impersonalización y del avance loco de la tecnología. Nada que no se parezca a Blanco Humano de Van Damme, pero con elemento informático de fondo.
Una película hecha a base de drogas alucinantes (por parte del fotógrafo y los postproductores) y con una vocación inequívoca de crear epilépticos.
Pocas veces vemos claramente el rostro de Butler en pantalla, y apenas presenciamos las acciones y las peleas debido al Parkinson de los operadores escogidos para esta película. Si Tony Scott a veces se pasa, Neveldine y Taylor ya caen gordos de lo malos alumnos que son.
Es tan grotesca que entretiene levemente, pero ni el reparto de grandes nombres consigue salvar este subproducto rodado con un supuesto buen presupuesto. Es la certificación del cine descerebrado que se cree profundo. Y de paso, dar rienda suelta a delirios visuales que nos hacen decir "bonita fotografía". Nada más.
Esperaba un cartel al final de la película que pusiera "ningún animal fue maltratado en esta película, pero varios operadores de efectos digitales murieron durante el proceso de postproducción de este film"