Revolutionary road
Todos tenemos sueños. Soñamos con llegar a tener el trabajo perfecto, tener la familia perfecta, tener el marido o la mujer perfecta, tener la casa perfecta, ser felices permanentemente… Pero los sueños no siempre se cumplen. A veces la vida nos devuelve a la cruda realidad con demasiada violencia. La mediocridad nos acecha a la vuelta de la esquina. ¿Conformarse o luchar por algo más?
En esa disyuntiva se encuentra la pareja encarnada por Leonardo DiCaprio y Kate Winslet, una pareja que se muda a Revolutionary road para llevar adelante lo que, ante los ojos de todo el mundo, parece una vida perfecta. Ella es una ama de casa que soñó con ser una gran actriz. Él tiene un trabajo que no le llena y una vida familiar que tampoco le satisface y busca fuera lo que cree que no encuentra en casa. El sueño americano se ha roto. Y un embarazo a destiempo terminará por hacerlo añicos del todo.
Once años después del taquillazo que supuso Titanic, lanzando a la fama a un Leonardo DiCaprio convertido en imagen de todas las carpetas de las quinceañeras, y alzando a los altares de la interpretación a una Kate Winslet que ha demostrado que ése es su auténtico lugar, los dos protagonistas que vivieron una historia de amor mientras el mundo se desmoronaba a su alrededor vuelven a encontrarse en la gran pantalla para contarnos justo lo contrario: una historia que parecía de amor pero en la que sólo hay destrozos, rencor y odio.
Un dramón en toda regla que nos deja un sabor amargo pero con la certeza de que se trata de un buen film con buenos actores (quizá inmejorables para esta historia), un buen guión adaptado de la novela original y una historia dura que nos enfrenta a una realidad que no queremos ver pero que, desgraciadamente, ahí está: el acecho de la mediocridad en nuestras vidas. Conformarse o no; esa es la disyuntiva y lo que traerá su futuro a los protagonistas de Revolutionary road.