The countess
La película empieza con uno de esos “basada en hechos reales” y termina con un “madre mía, que mal está la peña”. Y trata sobre una condesa Rumana (de vaya usted a saber que siglo) que una vez enviudó empezó a mantener una fogosa relación con un joven varios años menor que ella. Pero los celos son muy malos y el tiempo no pasa en baldé, así pues, la condesa, cegada de amor y obsesionada con no envejecer, encontrará una curiosa forma de mantener su eterna juventud: untar su rostro con sangre de vírgenes. Resulta que con esto le quedaba un cutis divino para hacer patinaje artístico sobre él pero, para obtener la sangre, empezó a cargarse a un montón de jóvenes de su condado porque, al parecer, no les venía bien esto de ir regalando su sangre.
Julie Delpy vuelve a la dirección (después de 2 días en París) con una película que ha dirigido, protagonizado, escrito el guión e, incluso, realizado la música. Todo un tour de force que, sin embargo, se queda demasiado a medio gas. La película es terriblemente correcta (incluso se podría decir que es exasperadamente correcta), pero excesivamente fría y sin garra (en ocasiones me daban ganas de entrar en la pantalla y empezar a zarandear a los personajes para provocar algún tipo de reacción). El punto de partida resultaba interesante (y parte de la película lo es) pero a medida que avanzaba la trama uno cada vez se iba dando más cuenta de que resultaba fallida en su global.