Amenábar vuelve a creerse dios intentando abarcar demasiado quedando a medio camino de una obra que ofrece grandes momentos acompañados de zozobra y aburrimiento en según que tramos.

★★☆☆☆ Mediocre

Ágora

Amenábar es uno de los pocos nombres de nuestro cine, junto Almodóvar, De La Iglesia o Segura capaces de competir en las taquillas con la maquina Hollywoodiense. Desde Tesis hasta mar Adentro pasa del Thriller, Terror, drama con solvencia atrayendo un buen numero de espectadores a su obra. Un hombre joven en el Olimpo.

Agora supone la prueba definitiva, la producción más cara de nuestra historia con claras pretensiones internaciones, por algo la protagoniza la ganadora del Oscar por el Jardinero Fiel “Rachel Weisz” No creo descubrir nada nuevo al afirmar el mimo técnico que vuelve a otorgar el autor a su producto. Mastodóntica recreación de la época donde brilla el vestuario, decorados, una fotografía soberbia, elocuente banda sonora y un buen manejo de la cámara donde sobresalen todo tipo de planos en momentos de gran espectacularidad épica.

Desde luego vuelvo a repetir que el presupuesto es elevado, eso ayuda a un empaque que iguala cualquier superproducción grandilocuente norteamericano desmarcándose de nuestras costumbres cinematográficas. Su guionista habitual Mateo Gil construye unos diálogos excelentes. Con todo ello deberíamos disfrutar de una obra maestra, se cumple en su aspecto visual ciertamente demoledor no con el tratamiento de la narración que peca de una significativa falta de garra. Un montaje fallido que pasa de las dos horas se anuncia recortado, a pesar de ser un biopic. Agora apuesta por un tratamiento global sin abusar del personaje principal que es el hilo conductor del retrato de una ciudad desmoronada, haciéndonos participes del derrumbe del imperio romano. El reto es grande al intentar mantener un estilo añejo del viejo péplum con los avances del cine actual, esos Zooms acelerados o una cámara moviéndose en redondo a ritmo acelerado. Lo malo es el mensaje que subyace en sus maniqueos personajes, el dúo de guionistas nos pintan a los cristianos como poco menos que demonios y otras religiones por el contrario son civilizadas, estudiosas y progresistas. El rigor histórico se pierde por la visión propia de sus autores. Volvemos a su demencial montaje, es realmente sangrante ver personajes que desaparecen sin dejar rastro o que vuelven a pantalla con un rostro completamente cambiado, sin prestar atención a la evolución física que pudieran sufrir. Por tanto todo avanza a trompicones sin enlazar las distintas historias que se manifiestan.

Amenábar vuelve a creerse dios intentando abarcar demasiado quedando a medio camino de una obra que ofrece grandes momentos acompañados de zozobra y aburrimiento en según que tramos. Weisz como siempre correcta.

Lo mejor: Su empaque técnico.
Lo peor: Un montaje ciertamente desacertado, el dibujo de los cristianos.
publicado por Andrés Pons el 12 octubre, 2009

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