Deja al espectador con la desagradable sensación de lo que pudo haber sido y no fue, de que, en el fondo, había una película realmente buena. Una pena.

★★☆☆☆ Mediocre

Pandorum

"Pandorum" ha sufrido, para quien esto suscribe, el síndrome de la expectativa. Para entendernos, era tanto lo que esperaba de la película de Christian Alvart que, inevitablemente, ha terminado decepcionándome.

Estilizada y fotografiada en tonos metálicos y "futuristas", "Pandorum" bebe de la sci-fi espacial moderna, y está emparentada con títulos como "Horizonte Final" y "Sunshine"; no es tan buena como la primera (probablemente uno de los mejores ejemplos de horror espacial de los ’90), pero no llega a las cotas de aburrimiento de la segunda (y sí, ya sé que me voy a echar encima a todos los que adoraron "Sunshine", pero yo me aburrí como una ostra viéndola, y eso que me encanta Danny Boyle). De la primera hereda a unos seres surgidos de la nada, que acosan a los protagonistas en un lugar cerrado y claustrofóbico; lamentablemente, Alvart no parece muy seguro de que sus criaturas -que se inscriben más en el terreno del zombie/mutante que en el del alien cabrito- vayan a impresionar lo suficiente, por lo que refuerza sus apariciones con músicas y efectos de sonido estridentes que molestan más que otra cosa. Y es una pena, porque las criaturas y su concepto son ciertamente interesantes, con ese jefe casi tribal que trae por el camino de la amargura a los héroes de turno, y ese "niño" que pone los pelos de punta con sólo verlo. Alvart apuesta por la pirotecnia antes que por la sugerencia, y eso echa a perder en buena parte lo mejor de la película, que es su vertiente terrorífica.

De "Sunshine", en cambio, hereda algo que parece estar muy de moda en este tipo de películas, y que a mí, personalmente, me revienta: la parte psicológico-filosófica sobre la soledad del astronauta y cómo afecta eso a su psique; tema que, así a priori, parece interesante y digno de ser puesto en escena, pero que el 99’9% de los directores resuelven de la misma forma: alguien se vuelve loco y empieza a matar a todos los que tiene a su alrededor. Resolución ciertamente poco original, que "Pandorum" hace suya de nuevo, y de nuevo con poca o ninguna gracia (el que no sea capaz de ver a los diez minutos quién es en realidad el personaje interpretado por el crepusculero Cam Gigandet es que no ha visto muchas películas de este estilo…). El Pandorum del título, esa locura que se apodera del astronauta y hace que se cargue todo lo que hay a su alrededor, propicia toda una serie de escenas largas, aburridas y mal encajadas en el argumento, supuestamente para alternarlas con los momentos destroyer de Bower (Ben Foster, el mejor del reparto, aunque sigo sin verlo haciendo de héroe, excepto en los últimos 15 o 20 minutos de metraje) liderando a los supervivientes frente a los monstruos de marras; en realidad, lo que consigue es aburrir al espectador hasta la náusea, haciéndolo desear que los puñeteros monstruos lleguen y les revienten la cabeza para que dejen de dar el coñazo.

La película gana enteros en su cuarto final, cuando las tramas empiezan a confluir y, por fin, dejamos de mezclar ambos géneros para encontrarnos con una película sci-fi realmente digna e interesante. Lástima que, entonces, todo termine. "Pandorum" deja al espectador con la desagradable sensación de lo que pudo haber sido y no fue, de que, debajo de tanta pirotecnia y paja mental (con perdón), había una película realmente buena. Una pena.

Lo mejor: Sus últimos 15 minutos, excelentes.
Lo peor: La locura del astronauta ya empieza a cansar.
publicado por Judith Romero Ruiz el 8 octubre, 2009

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