Home, ¿dulce hogar?
Marthe y Michel es un matrimonio con 3 hijos que viven a la vera de una autopista abandonada, la cual es una gran extención de la casa donde los niños pueden andar en bicicleta o en patines, la familia entera jugar al hockey o simplemente sentarse en un sillón a mirar las estrellas. Sus vidas cambian de la noche a la mañana cuando la autopista es reabierta y la casa queda invadida no sólo de ruidos molestos sino también de extrañas miradas que se infiltran cuando llegan los consabidos atascos o el peligro de la contaminación se hace presente.Ursula Meier nos presenta un film de significados inconmensurables, donde la autopista símbolo de la civilización, de la comunicación, se transforma en el detonante de la barbarie. La familia que antes vivía en una especie de paraíso terrenal e idílico donde los conflictos eran imperceptibles sufre una transformación repentina; un microcosmos del gran cosmos llamado sociedad donde el estrés, el insomnio y los miedos se apoderan del día a día. Lo que para la masa es la salvación del "llegar rápido", para este minúsculo núcleo es la separación. Nadie ha pensado en ellos, cruzar al otro lado implica el riesgo de dejar la vida en pos de seguir la vida: ir al colegio, al trabajo, hacer las compras. ¿Hasta dónde es posible la adaptación al medio cuando este es realmente hostil?, ¿de qué manera real afecta la "civilización" al hombre?.
Muchas lecturas son posibles, la escena del niño que ha encontrado un pedazo de brea con sus amigos y ahora está enbadurnado de ella, su madre frotándolo en la bañera con un cepillo y el padre gritando que eso es inútil que más tarde conseguirá algún solvente con el cual quitarle eso del cuerpo, casi como si hablaran de un pingüino empetrolado. La madre arrojando al otro lado de la autopista la merienda para los niños que han llegado del colegio pero deben esperar a su padre para poder cruzar hacia la casa, parece la escena de cualquier zoológico. Escenas que en un principio dan gracia y luego provocan lágrimas. El relato lineal se va elevando hasta adquirir tintes melodramáticos, sí, pero también inmensamente surrealistas.
Las actuaciones de Isabelle Huppert y las de Olivier Gourmet son una delicia, interpretaciones magistrales donde los gestos, las miradas y las posturas dicen más que las palabras. Todo el trasfondo está contado a través de ellos y por ellos. La dirección actoral en este aspecto es impecable.
Entre sus múltiples lecturas uno también puede encontrar similitudes con el planeta en sí. Partir de una célula social como es la familia para llegar al planeta entero, a la naturaleza invadida por la mano del hombre. Viendo esos guardarrails que ahora separan, definen, protegen a los de la ruta, a los que sólo transitan por ella me viene a la mente esa muralla descomunal que limitaba la vida de los animales en "Vecinos invasores", el peligro del quedarse sin recusos, de padecer la extinción no es demasiado diferente en esta película donde los protagonistas terminan alienados, desesperados y desesperanzados. Si hasta lo más común como pedir una pizza delivery se convierte en una aventura. Y los muros, esos que intentarán frenar el ruido exterior, terminan siendo una verdadera venda, una ceguera autoimpuesta para no ver lo que vendrá. Y el final… esa escena final acompañada de ese tema musical que todo lo dice a modo de gran epílogo.
Home es sin dudas un film para reflexionar, para sentarse a pensar, para reír y para llorar. Un film que en cada protagonista uno puede reconocer un perfil distinto: el padre desolado que como cabeza de grupo no sabe qué hacer, una madre que se niega a migrar para empezar otra vez de cero, una hija adolescente que nada le importa de lo que se suceda alrededor, una muchachita, la más inteligente de la familia que se desespera hipocondríacamente ante lo que se vive y un niño, el inocente que no sabe otra cosa más que huir cuando no encuentra la cordura y la guía por parte de los adultos a cargo.
Imperdible, soberbia, para ver y debatir.
Lo mejor: Las actuaciones de Isabelle Huppert y de Olivier Gourmet