Probablemente es la mejor película de ciencia-ficción del año. O, mejor dicho, de los últimos años.

★★★★★ Excelente

Distrito 9

Señores, estamos ante una obra maestra. "District 9", con su condición de peliculita humilde (eso sí, respaldada por el titán Peter Jackson), sin excesivas pretensiones, se erige en la que, probablemente, es la mejor película de ciencia-ficción del año. O, mejor dicho, de los últimos años.

No he visto "Alive in Jo’burg", el cortometraje de Neill Blomkamp que dio pie a "District 9", pero la idea que plantea es, si no estoy muy equivocada, la misma: una nave extraterrestre se planta un buen día sobre la ciudad de Johannesburgo (República de Sudáfrica), y, tras varios meses en los que nada sucede, las autoridades entran por la fuerza, encontrándose a casi un millón de alienígenas hacinados, desnutridos y enfermos. Saltamos 20 años adelante: la población alien, que casi se ha doblado en este tiempo, se encuentra igual de hacinada, pero ahora en un gueto de la ciudad, el Distrito 9; lo que es peor, los habitantes de Johannesburgo no sólo los miran con desconfianza y temor, sino que quieren quitárselos de encima cuanto antes mejor: son raros, no pertenecen a su sociedad, son diferentes… El punto de inflexión llegará cuando Wikus (espléndido Sharlto Copley), un funcionario más de la MNU (que, bajo sus intenciones de "ayudar" a los extraterrestres ocultan un desmedido interés por su tecnología armamentística), se vea envuelto en una situación tan extraña como desesperada, que le hará abrir los ojos ante la brutalidad con la que están siendo tratados los aliens.

El argumento así planteado es simple, y hay alguna que otra película hollywoodiense similar. La diferencia aquí estriba en que, cuando hablamos de conflictos "raciales" (pues eso es lo que son los enfrentamientos entre humanos y aliens), Blomkamp sabe bien de qué está hablando. "District 9" es un catálogo de los comportamientos más miserables y desgraciados del ser humano: desde los científicos que no tienen ningún reparo en torturar de manera salvaje a sus cobayas con tal de conseguir lo que buscan, hasta el soldado que afirma que le pone cachondo matar alienígenas. El mismo protagonista no es precisamente un héroe, sino un hombrecillo gris y patético, un enchufado, cobarde y egoísta que sólo se mueve porque no le queda más remedio si quiere sobrevivir a lo que se le ha venido encima. Un guión absolutamente magistral el de Blomkamp, que sin renunciar a la acción propia de la sci-fi, nos presenta una disección profunda de una raza, la humana, que no aprende de sus errores pasados: de nada sirvieron los más de 40 años de dolor y miseria del apartheid, de nada el horror de los guetos y campos de concentración nazis en la Segunda Guerra Mundial. En cuanto algo o alguien es diferente, nos sentimos amenazados y reaccionamos con violencia. Eso, por no hablar de que siempre habrá quien tenga un buen negocio que hacer sobre las cenizas de las víctimas de la represión. Víctimas a las que Blomkamp da no sólo forma, sino voz y presencia permanentes, sobre todo en la figura del alien co-protagonista, Christopher (imagino yo que nombre humano adquirido, igual que hacían los lagartos de "V"), y su hijo; jamás un efecto especial había sido tan emocionante, había sido capaz de transmitir tantas sensaciones al espectador, como los alienígenas de "District 9". Desde la butaca, una es perfectamente capaz de ponerse en la desdichada piel de este ser que sólo quiere escapar del infierno en el que vive y proteger a su hijo, de sentir su dolor cuando comprende qué es lo que están haciendo con sus congéneres, de compartir su rabia hacia quienes les maltratan y humillan. Es algo totalmente sobrecogedor.

Y ahí viene otra enorme lección para Hollywood: "District 9" ha costado unos escasos 30 millones de dólares. Pero 30 millones que lucen como si fueran 100: los efectos especiales (incluidos los aliens) son magistrales, las escenas de acción, espectaculares, los actores están impecables. Es lo que tiene prescindir de estrellas, puedes dedicarte a cosas más importantes que calcular cuánto tiempo saldrá su cara bonita en la pantalla. En mi opinión, deberían coger la película y darle con ella en los dientes a Michael Bay, para que vea que no se necesita tanta idiotez y parafernalia para hacer una película no sólo espectacular, sino además buena. Y, de paso, que también le sirva de aviso a Peter Jackson: no se duerma usted, caballero, porque su alumno Neill Blomkamp le va a dar caza a pasos agigantados. Lástima que no vaya a dirigir ya la adaptación al cine de "Halo". Dicen que lo va a hacer otro… ¿cómo se llamaba? Ah, sí. Spielberg.

Lo mejor: Todo. Es una obra redonda, sin fisuras.
Lo peor: El plano final con la flor me ha sobrado.
publicado por Judith Romero Ruiz el 11 septiembre, 2009

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