Otro thriller del director británico Tony Scott que desarrolla su cuarta película con Denzel Washington. ¿Se le agotó la fórmula?

★★★☆☆ Buena

Asalto al tren Pelham 123

Es bien sabido que Tony Scott es un virtuoso cineasta comercial que sabe como vender con atractivas historias cargadas de acción y sobre todo con su movediza cámara que da sensaciones de mareo por momentos en una edición  sobresaliente. Este entrenamiento de darle al público lo que quiere provienen principalmente de su experiencia en los spot publicitarios.  Sus cintas Man on Fire, Marea Roja, Domino o Top Gun, son prueba de aquello, efectividad en los números con historias que funcionan unas mejor que otras.  Su trabajo ha influenciado a muchos pero tal vez es tiempo de ir acomodando las fórmulas ya que por primera vez ya se ve un poco más desgastada esta estética del videoclip que utiliza en sus cintas que esta por por demás en guión resulta más que predecible y es un remake de la película de 1974 protagonizada por Walter Mathau y Robert Shaw demuestra ser un poco menos que la suma de sus partes.   Al que hizo trailer de la película donde se aprecian choques, secuencias de acción y tensión hay que felicitarlo por el gran resumen que hizo de la película pero a su vez le quita brillo al desarrollo de la misma que carece justamente de grados más altos de tensión en una historia un tanto plana y donde las motivaciones de ambos bandos no son del todo creíbles 

Washington interpreta a Walter Garber, ejecutivo del metro que en la actualidad participan en alguna controversia sobre un supuesto soborno. Mientras que está siendo investigado se le asigna a tareas administrativas como despachador en el centro de mando del metro. Precisamente lo que iba a ser otro día más cambia cuando un grupo de hombres armados  secuestran un vagón del metro de Nueva York lleno de rehenes. El líder de la banda Ryder (John Travolta) le dice a Walter que quiere 10 millones de dólares en una hora o va a comenzar a ejecutar rehenes pero se desconoce el objetivo verdadero que hay detrás. Allí comenzará un juego de ingenio a través de los micrófonos de la estación donde ambos entablan diálogos
desarrollando una relación entre el secuestrador y el controlador que fuerza a ambos a meterse en la piel del otro para descubrirse.  Lo irrisorio del film proviene de una situación puntual. Habiendo helicópteros es el ridículo y coreografiado viaje descuidado de la policía para llegar con el dinero a tiempo y evitar la muerte de pasajeros, una verdadera gyncana llena de choques y tropiezos muy forzada.    Tony Scott, a pesar de los clichés utilizados mantiene en parte la tensión de la película a través de los oscuros túneles de metro y por sobre todo la edición y sonido que son de primer nivel.  Travolta luce siempre bien de villano y Washington le calza siempre el héroe así que esta todo a la medida exceptuado esa ingenuidad donde una y otra vez el uso de fórmulas en algún momento pueden cansar.
publicado por David Lizana el 10 septiembre, 2009

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