Echelon conspiracy
Los antecedentes de su director Greg Marcks, que sorprendió gratamente con “11:14, Destino final” que fue una refrescante película que reúne varias historias en torno a un mismo hecho en el 2003, sin duda eran uno de los atractivos para ver esta cinta. Pero se nota a pesar de contar con un mejor grupo de actores y mejor presupuesto al menos en el papel, lo cierto es que es bastante menor que su anterior film. La trama en que se basa es muy tardía y reiterativa. Las conspiraciones en torno a la tecnología y la inteligencia artificial ya fueron comentadas en “2001 odisea en el espacio” y hace poco “Eagle Eye” de D J Caruso a la cual sospechosamente tiene bastantes similitudes. La cinta gira en torno a Echelon, una organización secreta dedicada a interceptar y analizar todo tipo de comunicaciones electrónicas. Un joven y ambicioso ingeniero en computadoras termina siendo el blanco de un complot internacional y cuyo protagonista principal es un moderno teléfono móvil con el que dirigen sus movimientos través de mensajes de texto lo incitan a realizar ciertos movimientos para finalmente incitarlo a que juegue y gane mucho dinero en un casino en Europa del este que despierta las sospechas de muchos por todo el mundo convirtiéndolo rápidamente en un blanco. La cinta por su estética recuerda mucho a la serie de televisión “24” y a la trilogía Bourne aunque no se le acerca en calidad e impacto ambas. El destacado elenco que incluye a Shane West, Edward Burns, Ving Rhames y Martin Sheen, no logran ni con su experiencia afirmar el predecible y débil guión que parece por momentos un telefilme cualquiera debido a situaciones demasiado forzadas para que trate de enlazarse con la historia y sus objetivos. Su correcto inicio se diluye prontamente cayendo en clichés tan típicos de este tipo de films sumado a que los personajes secundarios son tan ambiguos el desarrollo que un momento te tratan de matar al protagonista y al otro están del mismo lado sin muchas explicaciones de por medio, desnudando aún más la debilidades de una realización que a todas luces entretiene por momentos pero en suma tiene más desaciertos que aciertos.