The french connection, contra el imperio de la droga
Muchas veces se suele cuestionar la verdadera valía de agunas películas que obtienen el Oscar por sus escasos aportes y repercusión. Este film de Friedkin que gano el mentado galardón a la "Naranja Mecánica" de Kubrick, sin duda ha sido uno de los más merecidos en sus época y que la historia ha dado justa razón. Los premios que obtuvo fueron como Director (William Friedkin), Mejor Actor (Hackman, con su primer Oscar), Mejor guión adaptado (Ernest Tidyman), Mejor Montaje (Jerry Greenberg), y Mejor Película. Son sinónimo de una gran película que aportó mucho al lenguaje cinematográfico con muchas ideas nuevas, como zoom, cámaras en mano, giros de cámara brutales, novedoso montaje y una estética un tanto sucia que representa a una época que siguió hasta el mismo Scorsese con “Taxi Driver” años mas tarde. Es sencillamente brillante con un ritmo rapidísimo, muy realista retratando el flagelo de las drogas, su internación y posterior distribución. Una especie de semi- documental transmitiendo las historia sin recargarla con palabras cobrando las imágenes una preponderancia única y que solo los maestros pueden hacerlo. La historia esta centrada en dos detectives de narcóticos de Nueva York intentando desmantelar una gran red de narcotráfico, uno un poco menos ortodoxo y el otro muy Jimmy Doyle y Buddy Rosso son dos policías neoyorquinos que siguen que intuyen la llegada de un importante llegada de drogas al país. El primero, que confía en su olfato, sospecha que una confitería de Brooklyn está implicada y convence a su jefe para intervenir la línea telefónica de un hombre que tiene un gran estilo de vida en relación a sus ingresos. Poco después, Doyle y sus hombres siguen al dueño Bocca, que les conduce hasta Nicoly y Charnier(Fernando Rey), dos franceses que acaban de llegar a Estados UnidosLos dos personajes principales son bien extraños Hackman se acuesta con prostitutas y vive de corazonadas e instinto policial. El otro es más templado y conservador pero cree fielmente en las tácticas de su compañero.Tal vez esta película es recordada en el colectivo por la notable secuencia de la persecución del policía con el asesino que va en el metro. Rodada hasta sin los permisos correspondientes es una de las escenas más tensas que se han realizado. El sonido del motor bramando ante las exigencias de la aceleración sumado a su excelente edición la hacen que sean memorable y la ubicación de una cámara en el parachoques delantero generan un vértigo único. El Pontiac LeMans 1971 y su frenética carrera con choques, bocinazos y nervio puesto a prueba hacer rememorar a ese equipo de producción que consiguió muchas innovaciones. Por ello se valora de sobremanera su realismo, desde la violencia y la constante exposición al peligro en las calles hasta un final que lejos de ser feliz con una sensación de injusticia que da que hablar. Vale la pena notar la aparición del gran actor español Fernando Rey como olvidarlo en el escape del metro donde burla a su captor. También el fallecido Roy Scheider como policia que brillará años después en tiburón para complementarse con un sobresaliente Hackman que fue más que meritorio su reconocimiento lleno de premios y elogios. Nihilismo desgarrador, frustración ante la injusticia de la justicia penal en manos de la burocracia son temas que quedan rondando y que la trama propone en un film que no podría ser encasillado meramente como policial. No es fácil derribar una conspiración internacional que tienen soportes y fuentes sólidas pero que "Popeye Doyle" y compañía están en guerra y toman sus puestos de trabajo una trinchera en un verdadero campo de batalla.