Una premisa tan absurda, psicotrónica y divertida que hace de Crank una de las mejores películas de acción de los últimos años. Frenética de principio a fin, cargada de diálogos malsonantes e ingeniosos, así como de escenas repletas de ingenio a la par que sumamente retorcidas, goza de un montaje epiléptico estilo videoclip que logra transmitir la sensación deseada de aturdimiento y desasosiego. Y es que, Crank: Veneno en la sangre, logra desquiciar y divertir a partes iguales, de hecho, hace que la propia diversión sea ese frenetismo y locura desenfrenados.
No apta para cardíacos, la cinta hace gala de un humor negrísimo en las situaciones más bestias y rebuscadas, destacando la persecución sin piedad en el hospital o la escena de sexo en plena calle. En este film todo forma parte de la historia, y tanto los FX como las constantes secuencias de acción se ven completamente justificadas, cosa que no poría decirse de un buen puñado de trabajos de categoría similar. Y ello es debido a la buena labor de sus dos directores, que comprenden perfectamente lo que es un film de acción y lo transmiten al espectador con pleno convencimiento.
La banda sonora es tan chirriante y desquiciada como el resto del conjunto, y la fotografía de tintes poxo contrastados ayuda bastante al buen resultado final. En lo que a la labor de los actores se refiere, ¿para qué poner ninguna pega? Cumplen su labor en un producto de semejante cuño. Y, para rematar, hay que hacer una reverencia a un guión esquemático y esforzado, cargado de sorpresas y sumamente innovador.
Lo mejor: TODO.