Gran Torino
Clint Eastwood, uno de los más inmensos cineastas de la historia, se despide de la interpretación con un film supremo y magistral. Rememorando los tiempos de Harry el Sucio, propone una historia desmitificadora, emotiva, llena de emoción a pesar del pausado ritmo. La trama del film es bastante sencilla, y se apoya en un libreto sólido, de ideas claras y concisas, que va planteando la historia sin altibajos, llevando al espectador a un final abrumador, no sin haber recorrido antes un camino cargado de guiños y situaciones rodadas con el pulso de un director sumamente fascinante. Aunque lo que importa realmente de este film es que no se anda con tonterías, que resulta gratificante y divertido en bastantes ocasiones, y que está muy por encima de la gran infinidad de títulos lamentables que invadieron las carterleras de 2008.El film es un auténtico homenaje al cine que Eastwood hacía en la década de los 70, y se contruye a base de una actuación que deja sin aliento y un enorme, gozoso y refinado sentido del humor. Y puede que se trate de un drama, pero no obstante somos capaces de sentir la adrenalina y la acción, a pesar de que no se trata de un film de semejante índole. Y es precisamente ahí donde reside la fuerza de Gran Torino, ya que se atreve a contar una historia digna de Bronson,Van Damme o Seagal sin recurrir a simples exhibiciones acrobáticas, sino todo ello narrado desde el punto de vista de un jubilado cascarrabias algo racista, borrachín y sumamente entrañable y enternecedor.
A través del planteamiento de una historia violenta, la verdadera alma del film radica en la redención y el poder de la amistad, capaz de superar fonteras inquebrantables. Por si fuera poco, propone una reflexión sobre la violencia que termina por resultar enormemente emotiva y, definitivamente, bella. Luego, a pesar de su envoltorio, ofrece un contenido profundo y muy distinto a lo que aquellos títulos de los 70 nos tenían acostumbrados.
Gran Torino cuenta con ese extraordinario talento de Eastwood a la hora de dirigir, y goza de una fotografía impecable y una banda sonora bastante sobresaliente, donde lo más importante es que en los créditos finales podemos escuchar al mismísimo director. Gran Torino es la vejez de Harry Callahan contada desde el punto de vista más opuesto que un espectador y aficionado se pueda imaginar. Es cine hecho con pasión, para todos, y una de las mejores cintas estrenadas en lo poquito que llevamos de año.
Una película que desmitifica y pasará a la historia del cine como una de las mejores obras en la filmografía de este gran hombre y toda una referencia cinéfila para el auténtico aficionado que se merece más de una lectura.
Sin más, un 9.
Lo mejor: Absolutamente todo, es una obra maestra tan impresionante como tierna, emotiva, sugerente y de visión obligada.