Cuatrocientas millones de personas vieron esta entrevista que en 1977 desnudo a un atribulado Nixon
El desafío: Frost contra Nixon
Unos de los periodos más oscuros en la vida política de los Estados Unidos es el que se refleja en esta película ambientada posteriormente a la dimisión de Richard Nixon por el escándalo Watergate. Tres años después de este hecho el astuto y liviano conductor David Frost, lo convence eso si con mucho dinero, de dar a una entrevista que ni el mismo entiende las verdaderas dimensiones que le otorga esta exclusiva oportunidad. En cambio sus productores e investigadores que le proporcionarán datos para su preparación frente al avezado político, ven este hecho como una oportunidad de que este encuentro se trasforme en el juicio que nunca tuvo.La producción y preparación de una entrevista es donde se centra el film. David Frost ligado con programas de contenido más liviano e inglés parecía el menos idóneo para liderar este proyecto. Este hecho no lo paso por alto Nixon que se preparo con todo en los días previos de la entrevista y no dudo en distraer con sus maniobras al periodista que se vió muy complicado con la astucia y experiencia del mandatario. El director del film, Ron Howard se aleja de su patriotismo e idealismo de su otra película Apollo 13 para escarbar en la mente de este presidente que tiene cierta cercanía con recién saliente. La cinta tiene una excelente ambientación de época, buena edición y fijación de pequeños detalles de esta porción de esta historia verdadera. Su particular visión brinda entretención que es lograda gracias a las tres dimensiones con la cual presenta su film que son extractos de documentos noticiosos reales, una especie de entrevista documental con los mismos protagonistas ficticios de la historia y el transcurso de la película en si misma. Un material que podría ser lentísimo en otra mano pero Howard es un viejo conocido y experimentado que sabe hacer películas de gusto del público y la crítica, con su consabida efectividad. Retrata a este ex mandatario como un hombre paranoico por el rechazo que le tiene su pueblo y el desconocimiento de sus dudosos aportes y vendiendo sus memorias al mejor postor e inclusive pidiendo sin descaro el cheque de la producción a su nombre. Mención aparte merecen los dos protagonistas Frank Langella que esta sencillamente notable y Michael Sheen que sigue la buena senda mostrada en su anterior film The Queen. Ambos otorgan con sus actuaciones la atmósfera necsesaria cada vez que se prenden los reflectores generando una complicidad única con el espectador que movidos por el morbo quieren ser testigos privilegiados de esta trastienda que fue vista posteriormente por más de 400 millones de personas con altísimas ganancias comerciales, catapultando a Frost a otra dimensión y desnudando a un Richar Nixon manipulador e inconsciente hombre de la política.