Un guión que mezcla el cómic, las pelis de karate de los setenta, así como referencias a los espaguetis westerns de Sergio Leone (tres aspectos que me matan)… con una banda sonora de lujo…

★★★☆☆ Buena

Kiltro

Con KILTRO Ernesto Díaz Espinoza (recibió la distinción de la revista nacional Wiken como el mejor realizador y guionista de 2006) revolucionó el cine fantástico chileno y sudamericano, ya que se atrevió con una cinta de artes marciales, donde se conjugó el género de acción, romance y drama. Un guión que mezcla el cómic, las pelis de karate de los setenta, así como referencias a los espaguetis westerns de Sergio Leone (tres aspectos que me matan)… con una banda sonora de lujo…(excelente acierto del compositor Rocco). La historia va de un joven pandillero llamado Zamir que está completamente enamorado de la hija (Kim) de un maestro de artes marciales (Teran), desde que la rescató de un asalto y recibió un beso en agradecimiento. Sin controlar sus impulsos, golpea a quien se le acerca para impresionarla, pero no se da cuenta que su ternura es lo que Kim desea. Todo se verá alterado cuando aparezca Max Kalba, un hombre cuyo único objetivo en la vida es vengarse de Teran y su hija, ya que este último le “robo” el amor de su esposa. Es entonces donde la historia adquiere ribetes de drama-acción y será Zami el encargado de salvar a Kim y su padre, puesto que él también está ligado a la historia a través de su desaparecido progenitor, el que perteneció a una secta de búsqueda espiritual.


El guión, propiamente tal, posee una estructura dinámica, muy surrealista, en medio de un escenario urbano (sector patronato de la comuna de Recoleta en Santiago) y natural como es la costa y el desierto chileno, dotándolos de un rol eléctrico necesario y audaz (dan ganas de decir: ¡maldita sea, quiero estar ahí!). Cada lugar es alucinante en su puesta en escena, desde la discoteca urbana, hasta el pueblito perdido en el norte chileno. Quizá como punto negativo, hay señalar que el guión tiene algunos problemas de continuidad en la edición e interpretación (fluidez) que delatan los veintitantos del realizador, por ejemplo en algunos diálogos entre los protagonistas, Kim y Zamir (hay ocasiones en que se aprecian muy robóticos, sin conexión entre ellos, falta química). La dirección de arte y la fotografía son un orgasmo, bellos paisajes y lúdicas sensaciones que se enmarcan con delicadeza en una cuidada banda sonora que seduce con una avidez carnívora…


Los personajes son bien delineados, aunque eso hace previsible el desarrollo de la película. Dentro de esto, las interpretaciones protagónicas (Zaror y Jadresic) son débiles, inexpresivas, pero se apoyan con inteligencia en los roles secundarios como el papel del actor Luis Alarcón, el malvado personaje de Max Kalba, Teran y la madre de Zami (Ximena Rivas).


Marko Zaror, un actor extra de artes marciales en Hollywood (fue doble de LA ROCA), da rienda suelta a su destreza física y realiza coreografías atractivas, llenas de color y habilidad, aunque su registro de actor lo limita enormemente.


La historia es simple y directa, lo que vale es entretener con calidad y eso se logra. Para ser una opera prima, es un buen paso, ya que abre la brecha del cine de acción fantástico con una pasión que correa como la sangre del film. Ernesto Díaz la rompe con una peli por sobre la media y eso en Chile es bastante…



Lo mejor: La puesta en escena y el coraje para una opera prima de gran nivel.
Lo peor: Ciertos baches del guión que le restan fluidez pero que no empañan la fuerza visual del filme.
publicado por Arnoldo Ferrada el 26 enero, 2009

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