Siete almas
En Busca de la Felicidad fue un proyecto muy ventajoso tanto para Gabriele Muccino como para Will Smith. El primero, gracias a su notable éxito de taquilla, se asentó de forma muy cómoda en Hollywood, mientras que Smith consiguió una anhelada segunda candidatura al Oscar al Mejor Actor. Por ello no es de extrañar que ambos vuelvan a unir fuerzas buscando repetir los buenos resultados cosechados.
Siete Almas es, al igual que En Busca de la Felicidad, un melodrama de lágrima fácil cuyo fin es llegar a conmover al espectador y ofrecerle un tenue rayo de esperanza en un mundo tan sombrío como el actual. Una meta, todo sea dicho, muy loable y que merece nuestro reconocimiento y admiración. Sin embargo, el principal problema de la película de Muccino, algo de lo que adolecía también su anterior trabajo, es el gusto exacerbado que demuestra el cineasta italiano por el edulcoramiento gratuito, lo que acaba convirtiendo al conjunto en un muy pesado, aburrido, y empalagoso pastel. Aunque estas líneas se puedan atribuir a una persona absolutamente impasible y carente de toda emoción humana, hay que recalcar que no hace falta recurrir a la cursilería y ñoñería para llegar a emocionar a una persona. Ahí queda para la posteridad, como ejemplo, la mejor película del pasado 2008, una tierna y verdaderamente conmovedora fábula titulada Wall-E. Dejando a un lado estas consideraciones, hay cosas inexplicables, como la secuencia inicial, que por si alguien tenía dudas deja bien a las claras el desenlace del film, o que Muccino oculte de forma deliberada la motivación del personaje de Smith (aunque se intuya desde el tráiler). La película sólo funciona cuando está en escena el personaje interpretado por una magnífica Rosario Dawson, cuya interpretación es sensiblemente superior a la de un Will Smith que no termina de creerse lo que está haciendo
Quien disfrutara con En Busca de la Felicidad, también lo hará con Siete Almas. Los que no, volverán a encontrarse con un melodrama de lágrima fácil pesado, previsible y muy aburrido cuyo único aliciente es ver a una espléndida Rosario Dawson.