En un polvoriento pueblo el nuevo alguacil junto con su socio tratarán de poner orden e investigarán el asesinato de su antecesor
Appaloosa
Hay buenas intenciones en esta película protagonizada y dirigida por el respetado Ed Harris donde se nota su influencia por el magnifico y respetadísimo reparto conseguido para rodar sus cinta con Jeremy Iroms, Viggo Mortensen y Renne Zellweger. Después de dirigir la excelente Pollock en el 2000 Harris cuenta la polvorienta historia llena de balas pero con algo de sustancia que transcurre a fines del siglo 19 partiendo con el asesinato del Sherif de Appaloosa, territorio del antiguo oeste de Nuevo México. Después del lamentable hecho Virgil Cole (Harris) y su asistente y socio Everett Hitch (Mortensen), quienes tienen una tremenda reputación como oficiales rentados en distintas ciudades se ofrecen para reemplazar al asesinado alguacil y buscar a sus culpables reestableciendo el orden en el pueblo y buscar prontamente a los responsables de diversos crímenes. Todos los dardos apuntan hacia el poderoso e implacable Randall Bragg (Irons) que posee el dinero suficiente para hacer el caos y lo que se le antoje en dichas tierras. Cole y Hithc establecerán muy pronto nueva leyes con la ayuda de las autoridades que los contrataron y utilizarán la fuerza si es necesario. La llegada de una misteriosa y graciosa mujer Allison French (Renne Zellweger), trastoca y pondrá a prueba la amistad y el profesionalismo de los dos nuevos oficiales de la ley que se verán amenazados con la pronta relación que sostiene con uno de ellos. La cinta toca el temas de la amistad y lealtad, incluso sobre las mujeres, lo cual no se transa y sin duda este es un punto a favor de la cinta donde este férreo lazo de estos dos hombres se sobrepone a muchas adversidades siendo un complemento perfecto entre ambos. Mortensen esta impecable, con acento y todo este australiano que se dio a conocer masivamente por “El señor de los Anillos” da muestras de lo camaleónico que resulta para múltiples roles lo que ya no es sorpresa. Lo que si resulta extraño es ver al inglés Jeremy Iroms en una película de vaqueros pero no defrauda. Si se le pudiese criticar algo a la cinta es su ritmo cansino que tiene en ciertas partes tomándose su tiempo para desenvolver la trama en las polvorientas calles de las ciudades sin ley donde vale más tener un amigo y pistola para cubrirse las espaldas. Como cinta de género western tiene todos los ingredientes, balas, cantinas, suspenso y algunos diálogos bien elaborados porque no todo puede ser disparos sin sentido.