Hamlet 2
Normalmente las propuestas de las películas independientes suelen ser novedosas, supliendo su escaso presupuesto. Tanto en drama como en comedia las pelis independientes tienen el beneplácito de la gente que busca algo distinto a un argumento plano y previsible. Y "Hamlet 2" prometía un argumento algo alocado pero interesante. Steve Coogan no es un mal actor, Catherine Keener es una intérprete agradable, e intentar hacer una secuela de la obra de Shakespeare pues tenía su aquel.
Sin embargo empezamos con un personaje tonto, alocado y totalmente insoportable, que dentro de su mediocridad como actor posee una pasión ciega por el mundo de la interpretación. Vamos, que es uno de los muchos que podrían haber salido en "El semáforo" de Chicho Ibáñez. Así que identificarse con un protagonista poco simpático que quiere salvar su clase de teatro cuesta bastante.
Que luego se presente una triste vida personal, más triste que la profesional, que le pone en su sitio, hace bastante cuesta abajo que el espectador intente animar a este loco mediocre de la interpretación.
Pero más allá de la excusa de hacer una obra teatral amateur (una tomadura de pelo respecto a lo que se ve al final), la película habla de muchas miserias y gracietas del mundo del cine, teatro y el faranduleo. Se agradecen personajes como Elisabeth Shue, haciendo de si misma, o del niño crítico de teatro del instituto. Sin embargo el hecho de hacer una alocada obra de teatro se convierte en un cóctel bastante indigesto sin sabor definido en el que se mezclan la defensa de las libertades, las críticas al fanatismo religioso y mensajes bastante curiosos sobre el éxito y el fracaso.
Una película que podría ser una oda a todos aquellos locos por un arte que hacen lo que sea por cumplir su sueño, se convierte en un panfletillo de mensaje confuso y sin la gracia vendida en el trailer, convirtiéndose en una decepción bastante notable. Una pena.