Camino
CAMINO
AUTOPISTA HACIA EL CIELO
No teman, la elección del título que encabeza esta columna sólo es una ironía, la cinta de Javier Fesser no tiene nada que ver con la edulcorada serie que protagonizó Michael Landon en los ochenta. Camino es una audaz y estimulante película que, a pesar de discurrir por un territorio tan complejo como la fe, sale airosa del desafío y evita caer en dogmatismos o imposiciones tendenciosas. Aunque esto no es del todo cierto, porque la visión del Opus Dei que subyace en la historia deja en el espectador un rescoldo claramente negativo. Lo que ocurre es que, lo que se nos muestra sobre ciertas actitudes o comportamientos de la controvertida institución católica, encaja dentro del argumento y nunca aparece como una forma de proselitismo ideológico. Además, no nos engañemos, lo que vemos es un reflejo muy aproximado y certero de la realidad que todos conocemos. Porque Camino no aborda esa atávica e individual creencia en un ser superior y en unos códigos morales que cada uno elige desde lo más íntimo, no, aquí se disecciona esa otra religiosidad cercana al integrismo que es capaz de anular al individuo o de exaltar la muerte.
La cinta se inspira en la historia de Alexia González-Barros, una niña perteneciente a una familia del Opus Dei que actualmente está en proceso de canonización, tras fallecer a los 14 años a causa de un tumor maligno. El gran acierto de Javier Fesser es convertir la tragedia en un cuento de hadas, e introducirnos en la mente de esta niña ingenuamente iluminada de religiosidad y amor por la vida y por ese héroe infinitamente bueno que llena de gozo sus pensamientos y actos: Jesús. Alternando escenas que retratan la realidad con otras de carácter onírico y con una gran fuerza alegórica, Fesser despliega sobre la pantalla un cuento contemporáneo y excesivo, una obra hipnótica en la que sus defectos (sobre todo su largo metraje) quedan anulados por la palpable sensación de estar asistiendo a una obra gestada con total libertad y por alguien que no tiene miedo a equivocarse. Quizás el resultado final no hubiera sido el mismo de no contar con el impresionante trabajo de Nerea Camacho y de otra enorme actriz que uno echaba de menos y que también está soberbia: Carmen Elías.