El seductor
Hay ocasiones en que la tela de araña se muestra seductora, brillante, como si poseyera un aroma irresistible, suaves granos de azúcar en forma de besos y curvas. Hay ocasiones en que la mosca se cree más lista que la araña, sin caer en la cuenta de que la tela que la atenaza es creación del octópodo, quien tal vez la haya tejido con la suave seda del despecho. En otras ocasiones la línea que separa a la araña de la mosca puede ser muy fina. Ésta es la historia del cabo del ejército de la UniónJohn McBurney, el cazador cazado.Desorientado, herido y desagrándose, el cabo McBurney, en su huída del frente de batalla durante la Guerra de Secesión norteamericana, habría perecido en el bosque de no ser por haberse topado con la pequeñaLizzie, quien quebrantando las reglas del colegio de señoritas de la señora Martha Farnsworth anda recogiendo setas. Lizzie ayuda al malherido soldado a ocultarse de las patrullas enemigas. Desde luego su protegido no se trata de un tipo corriente. Con un beso en los labios se gana a la niña, y su pasaporte hacia el paraíso de la mansión sureña de los Fansworth. Un cuervo con un ala rota, recogido también por Lizzie, observa cómo McBurney llega a la casa. No es un presagio. Los soldados de la unión nunca lo han sido.
El tal McBurney llegará como un refugiado político temporal hasta que restañe sus heridas. Pero las circunstancias, su físico y su especial talento arácnido jugarán en su favor para queFarnsworth y algunas de las chicas opten por dejarle en su hogar más tiempo del previsto. McBurney se mostrará como un superviviente capaz de todo para seguir adelante. No dudará en mentir y en mostrarse como un ser indefenso y desvalido, despertando no sólo el cariño maternal de sus cuidadoras, sino otros bajos instintos que algunas creían ocultos y olvidados.
La espiral afectiva que comenzará a desarrollarse en la casa girará entorno a McBurney y cuatro de sus femeninas ocupantes. Lizzie, como hemos visto, será la primera en caer, atraída por el magnetismo del soldado. Lizzie está en esa edad en que todavía no comprende sus sentimientos, y en la que probablemente se sienta atraída por una figura paternal. La maestra ayudante de la señoraFarnsworth, Edwina, desconfía de los hombres, traumatizada quizás por una figura paterna demasiado casanovesca. Pero como suele ocurrir a menudo, mente y corazón discurrirán por distintos senderos. Luego tenemos a la joven Carol, un bomboncito de diecisiete años, muy consciente de sus armas, y con una sexualidad desbordante. Desde luego lo de las abejas y las flores quedó ya muy lejos para ella. Por último está la respetable señoraFarnsworth, cuyo marido desapareció en la guerra, y que sola trata de sobrevivir a la guerra en su colegio.
Un quinto elemento, la esclava, quien tiene cierta simpatía por el cabo, aunque en su situación probablemente desconfíe de cualquier blanco sea cual sea su condición, mientras que el resto de chicas no consideran muy apropiado albergar a un enemigo en la casa.
Las hormiguitas, comentan las niñas, se llevan al gusano a su hormiguero para devorarlo en el interior. En el interior de la mansión la atmósfera se irá tornando más opresiva, el ambiente se cargará de reproches, deseos y despechos, las paredes sudarán viejos secretos, y veremos que no sóloMcBurney tiene cosas que ocultar. El límite entre buenos y malos se irá desdibujando, conformando una historia de oprobio, culpa y batallas de la psique, desenvocando en una historia de terror y sensualidad oscura dentro de los límites de una vieja mansión.
Fue esa particular trama de terror gótico lo que encandiló a Clint Eastwood, quien en seguida ofreció el proyecto a su amigo Don Siegel. Ambos decidieron que tenían una gran historia en las manos, y que debían tratarla con cuidado pues ciertamente tenía mucho de transgresora. Para llevarla adelante Eastwood entró en contacto con la Universal y el productor Jennings Lang, ofreciéndoles asociarse con la productora del actor, la Malpaso, para dos películas. Las particularidades de la historia, así como ciertos aspectos del personaje de Eastwood, hicieron remover en sus sillas a algunos jefazos de la Universal, pero finalmente Siegel y el actor obtuvieron lo que deseaban.
El resultado fue magnífico, y el estupendo reparto femenino, seleccionado en gran parte por el propio Eastwood, encajó perfectamente. Geraldine Page, todo un mito de Broadway, está soberbia como la señora Farnsworth, y el resto de actrices no se quedan atrás. El propio Clint logró con su McBurney una de sus interpretaciones más destacadas y retorcidas. Aunque mantuvo su particular estilo seco y sobrio, el apuesto soldado se alejaba bastante de los papeles de pistolero y tipo duro que le habían catapultado a la fama.
El seductor resultó un comprensible fracaso de taquilla. Tan sólo en algunas partes de Europa logró cierto éxito. La cinta era demasiado compleja y arriesgada, y los admiradores del Hombre Sin Nombre seguramente no debieron entender nada. Carteles de la época como el que se hizo en España, que representaban a Eastwood como un pistolero, debieron confundir a más de uno. Pero vista hoy en día resulta obvio que El seductor es una película estupenda, con una historia desasosegadora que la convierte en un producto muy moderno, con lo que no es de extrañar que la película fuera la favorita de Siegel. Muchos somos los que idolatramos esa maravilla que es Harry el Sucio, o la clásica La invasión de los ladrones de cuerpos, pero objetivamente no sería descabellado decir que El seductor es el mejor film que jamás dirigiera Siegel.