Cenizas del cielo
A la mayoría de actores y directores españoles (o titiriteros, según algunos), de un tiempo a esta parte, se les ha echado en cara el que hayan ejercido su derecho a manifestar abiertamente su posicionamiento y opiniones políticas. Sin embargo, resulta llamativo que sea ahora cuando se estrena la primera película medioambiental española, estas Cenizas del Cielo, de José Antonio Quirós.
Hay que reconocer el mérito doble de José Antonio Quirós en Cenizas del Cielo. Primero, es complejo tejer una historia que pueda funcionar por sí sola en torno a una problemática como es la contaminación y la defensa del medioambiente, y por otro lado, es digno de alabar el que haya conseguido lo primero sin acabar realizando un mero panfleto social y político. Cenizas del Cielo es una película que destaca por sus contrastes: por un lado, está el entorno rural frente al progreso, y por el otro, el film ofrece un divertido contrapunto con la llegada de ese inesperado visitante a ese apacible y sencillo entorno rural. Sin embargo, hay elementos que chirrían, como esa secuencia metida con calzador en la que el personaje de un excelente Celso Bugallo va en busca de una audiencia con los Príncipes de Asturias. Algunas de las tramas secundarias no están bien hilvanadas y su desarrollo se acerca peligrosamente al culebrón. Hay personajes cuya función en la trama es poco menos que de adorno, como es el caso del interpretado por una desaprovechada Beatriz Rico.
Cenizas del Cielo es una película emotiva y tierna que, sin ser un mero panfleto vacío, consigue que el espectador se plantee y reflexione -con una leve sonrisa dibujada en su rostro- acerca de la importancia de la protección y conservación del medio ambiente.