Max payne
Dirigida por el irlandés John Moore (responsable del innecesario remake de La Profecía), Max Payne es la enésima adaptación de un videojuego que llega últimamente a las carteleras. Se trata de una historia de género negro con tintes fantásticos, en la que Mark Wahlberg (visto el pasado verano en El incidente, de Shyamalan) interpreta a un policía obsesionado con vengar el brutal asesinato de su esposa.
Sobresale la estética del filme, con una cuidada fotografía (obra de Jonathan Sela, colaborador habitual de Moore) que recuerda en cierto modo a la película Sin City. La nieve, al igual que ocurría con la lluvia en Seven, es un elemento visual de importancia, pues está presente casi en cualquier fotograma de la ciudad escenario de la acción, y contrasta vivamente con la oscuridad y sordidez de la trama, trama que por momentos resulta algo confusa. Y es que a pesar de la sencillez de la premisa argumental, el libreto del debutante Beau Thorne hace aguas y se pierde, a mi juicio, en un absurdo afán de trascendencia.
Las escenas de acción, por otro lado, abusan del estilo "videoclip", aunque no resultan desdeñables. Sin embargo, como sucede en tantas ocasiones, las mejores imágenes, las más impactantes, ya las anticipa el trailer, sin que la película aporte mayor novedad al respecto. También son correctos los efectos especiales, centrados esencialmente en aquellas secuencias donde los personajes sufren los efectos de la droga sobre la que orbita buena parte del filme. Dicha droga abre las puertas de un mundo infernal, literalmente, a los que la consumen, convirtiéndolos en victimas propiciatorias de una suerte de criaturas aladas que entroncan, al parecer, con la mitología nórdica (referencia algo traída por los pelos, todo hay que decirlo).
En cuanto al reparto, abundan los rostros televisivos, con la bella ucraniana Mila Kunis (Aquellos maravillosos 70) y el portorriqueño Amaury Nolasco (Prison Break) en papeles destacados. Hace también una breve intervención un envejecido Chris O´Donnell, estrella en ciernes a mediados de la década de los noventa (y que llevaba un tiempo desaparecido de la primera línea de Hollywood.) El peso de la trama recae, cómo no podía ser de otra forma dado que el carácter principal de su personaje, en un sombrío Wahlberg. Aunque ni él ni sus compañeros parecen creerse en demasía la historia.
Es una lástima, pues la película prometía (ahí está como muestra su correcta factura). Sin embargo, en mi opinión, por culpa de un débil guión no consigue responder a las expectativas generadas.