Tropa de elite
Brasil se exporta cinematográficamente con violencia. De entre las películas más nombradas y recordadas está Ciudad de Dios, otro relato de gente marginal que llega a lo mejor y lo peor que puede ofrecer una situación social marginal. Y Tropa de élite, mostrando más violencia pero desde otro tendido: el de la policía.
Pero no la policía cualquiera, sino el cuerpo de élite que vigila a la policía, que es práctica y enteramente corrupta. Que además acomete las misiones más arriesgadas, como entrar en las favelas y limpiar de capos de droga los lugares más necesitados. Vamos, que es una tarea envidiable.
Relatada en off por el capitán del cuerpo, la película es un interesantísimo relato policial, de policías que se forman entre los robos, corrupción y drogas. Y de cómo de entre ellos pueden salir sustitutos para el estresado capitán que quiere dejar semejante ritmo de vida, sobre todo ahora con un crío.
Aunque el estilo de realización bien podría ser el de cualquier directorucho americano taquicárdico, el director llena la pantalla con acción, buenas interpretaciones y casos que se presumen reales pero terribles. Tropa de élite es un gran esfuerzo por relatar una guerra eterna. La voz de Nascimento, nuestro capitán, necesita un relevo, así que narra la historia de dos chicos que empiezan como policías y pueden terminar como "calaveras".
Dos horas que se pasan volando, que en algunos momento llegan a un ritmo infernal, y que apabulla, sobre todo a los espectadores españoles, por la crudeza de la vida en estos sitios marginales, así como por el estupendo trabajo que les queda por hacer a estos kamikazes agentes. Muy buena.