Santos
Desde Chile llega Nicolás López que ya con Promedio Rojo pretendía revolucionar el nuevo cine latino y darle una vuelta de tuerca a algunos de los géneros menos tratados en ‘una de las películas más divertidas’ de su año de estreno, según el mismísimo Quentin Tarantino. Lástima que Santos, después de todas las penurias que ha pasado, haya decepcionado a este nivel. La película la tendréis en cines el día 3 de Octubre.
Salvador Santos -obeso, casi calvo y con 33 años- no parece la persona adecuada para vestirse de héroe. Pero no tiene otra opción, especialmente desde que un extraño viajero interdimensional, Antropomosco, le advierte que su mejor amigo, el multimillonario y guapo Arturo Antares, es en realidad Nova, un tirano de otra dimensión que se ha ocultado durante años en el cuerpo de Arturo. Nova podría hacer que nuestros dos universos imploten, y Salvador tendrá que detenerlo… aunque no lo quiera. Después de resistirse mucho, Salvador aceptará ser entrenado y descubrirá que años dibujando y leyendo comics no han sido en vano. Especialmente, si siendo un héroe podrá rescatar a Laura Luna, el amor de toda su vida, de las manos de Nova.
Fallida desde su planteamiento, que peca de ambicioso, la película navega en una deriva argumental encontrándose con algunos (pocos) momentos sólamente correctos entre una maraña de escenas sin sentido argumental, desordenadas y de gran contienente y poco contenido, que responden más a una satisfacción personal del orgullo del director que a facilitar al público su implicación en el filme.
Además, tampoco podemos decir que los actores salven la papeleta. Personajes planos de personalidades tópicas que, en unos actores mal dirigidos hacen que veamos a cuatro grandes talentos que tiran por la borda la oportunidad de hacer algo original. Únicamente el personaje del incombustible Guillermo Toledo proporciona pequeñas gotitas de un humor soez que en otro ámbito sería denostado, pero dado el resto del contenido, no viene del todo mal.
Pero esto no es todo. La palma se la llevan los efectos digitales que, suponiendo más de 1500 planos de la película, y teniendo el respaldo de Troublemaker (la factoría de efectos de Robert Rodríguez), no pasan de parecer trabajos de final de carrera, algo que resta credibilidad, seriedad y empaque al producto final. No sé (pero no me extrañaría) que los problemas legales y financieros de la antigua DriveCine y la nueva Boomerang Cine tengan algo que ver al respecto, pero desde luego, el producto final dista mucho de un trabajo digno de los tiempos que corren en cuanto a efectos digitales se refiere.
Por todo esto, y a pesar de ser algo que me horrorice, me temo que debo recomendaros que no paséis por taquilla y no dediquéis vuestro tiempo a ver Santos. Dados los tiempos de crisis, hay que emplear lo mejor posible el dinero. Si queréis ir al cine este fin de semana, podéis ir a ver Sexykiller, que se estrena también este mismo fin de semana y también es española.