Los seÑores del acero
Rodada en España, con las murallas de Ávila como testigo de algunas de las secuencias, es una película violenta y cargada de escenas explicitas de sexo, ambos sellos de identidad de Verhoeven. Inicialmente no fue distribuida en EEUU, y tuvo que esperar al éxito de Robocop (1987) para poder verse en las pantallas de todo el mundo.Narra como Martín (Hauer), jefe de una banda de mercenarios, es traicionado después de ayudar a un señor feudal a recuperar su ciudad. Esto le conduce al destierro, junto a su banda. Para vengarse de la traición comete una serie de asesinatos, secuestros y violaciones; en una orgía continua de lujuria y violencia.
Destaca el personaje interpretado por la ambigua Jennifer Jason Leigh: es la prometida del hijo del señor feudal que, tras ser violada por Martín, se une a la banda y se debate continuamente entre la atracción que siente hacia su jefe-amo y el amor por Steven, su novio. También queda patente el papel de la Iglesia en esos oscuros años del medievo: el “cardenal”, otro secuaz mas, es un religioso que no duda en matar al que no esté de acuerdo con sus creencias -por otro lado de lo más paganas como demuestra su peculiar manera de adorar la imagen de San Martín-.
El director subraya la incultura que sume en un caos a todos por igual: mercenarios, señores feudales y plebe. Sólo Steven -el único con estudios- es capaz de razonar y de comportarse con un mínimo de ética; es el contraste que propone Verhoeven en ese mundo en tinieblas, lo hace presentando las ingeniosas maquinas de guerra de Steven y sus remedios contra la peste.
Muy entretenida.